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PERSONA
Y VIDA HUMANA DESDE LA NOCIÓN DE PERSONA DE
(San Sebastián, 1898 - Madrid, 1983) Filósofo y teólogo español. |
Blanca Castilla y Cortázar
Dra. en Filosofía Universidad Complutense
1. Fundamentos metafísicos de la antropología
Toda concepción del ser humano tiene unos fundamentos filosóficos que
corresponden a una cosmovisión más completa. A lo largo de la cultura europea la
constitución metafísica que explicaba la realidad era la composición hilemórfica.
Todo ser del universo está compuesto de materia y forma. Desde ahí se
contemplaba también al ser humano. En consecuencia se ha venido pensando que la
composición más radical del hombre es la de cuerpo y alma (1).
Sin dejar de ser esto cierto, en los primeros siglos de nuestra era se elaboró
un concepto que estaba llamado a tener mucha importancia antropológica: era el
concepto de persona. Según eso lo más profundo del ser humano no era su alma,
con ser ésta inmortal para muchos pensadores. En el ser humano se da una
composición más profunda que la de cuerpo y alma señalada por la diferencia
entre naturaleza y persona. La naturaleza está compuesta por cuerpo y alma, pero
más allá está la persona, con toda su unicidad irrepetible y su innegable
dignidad.
2. En torno al concepto de persona
Es difícil explicar en qué consiste ser persona. Todos los humanos participamos
de la misma naturaleza. Pero ésta está individualizada en cada uno, dando lugar
a un ser irrepetible, en cuyo poder está su propio destino, con capacidad para
comunicarse a los demás, y para poderse entregar a ellos.
Quizá las dos peculiaridades más decisivas de la persona son aparentemente
incompatibles:
1 ) su irrepetibilidad, que los clásicos denominaban incomunicabilidad (2),
y
2) su apertura y relación con los demás, es decir, su máxima comunicabilidad, a
través de la inteligencia y de la libertad, que posibilitan el conocimiento y el
amor.
Estos poderes de libertad y relacionalidad suponen una dignidad ontológica de
una categoría muy superior al resto de los seres del Cosmos. Su estatuto
metafísico está más allá de la división del ente en categorías, y más allá de la
composición hilemórfica. Tiene que ver con lo que los clásicos denominaron el
nivel de la subsistencia y otros el nivel de la transcendentalidad.
Formulada con profundidad a principios de nuestra era, la noción de persona ha
sufrido diversos avatares, de tal manera que no hay aún un consenso en cuanto a
su estatuto metafísico y no se han sacado todavía las consecuencias que de ello
se derivan (3).
En nuestro tiempo son diversos los autores (4)
que se ocupan sobre el tema de la persona (5).
Aquí nos detendremos en una figura española: Xavier Zubiri. Zubiri articuló toda
su obra filosófica en torno a la noción de persona (6)
y tiene de ella una honda concepción metafísica (7).
La describe como "realidad en propiedad"(8)
queriendo dar a entender que la persona, a diferencia de las cosas, tiene como
suyas no sólo sus propiedades sino su propio carácter de realidad. La realidad
humana es no sólo un simple sistema de notas que 'de suyo' la constituyen, sino
que es, ante todo y sobre todo, la realidad la que le es propia en cuanto
realidad. La diferencia radical que separa a la realidad humana de cualquiera
otra forma de realidad es justamente el carácter de propiedad de su propia
realidad. A esta característica la denomina suidad. Así afirma en su última
obra:
"Todas las demás realidades tienen de suyo las propiedades que tienen, pero su
realidad no es formal y explícitamente suya. En cambio el hombre es formalmente
suyo, es suidad. La suidad no es un acto ni una nota o sistema de notas, sino
que es la forma de la realidad humana en cuanto realidad"(9).
3. Diferencia entre ser y actuar
Ahora bien, para adentrarnos en el tema que nos ocupa, el de si el embrión
humano tiene o no carácter personal, es preciso distinguir entre el nivel
ontológico y el nivel operativo, es decir, entre el plano del ser y el del
actuar. En la Edad Media, en la que hubo grandes metafísicos, un conocido adagio
decía así: "Operari sequitur esse", es decir, el actuar sigue al ser. Y esto es
dos sentidos: primero, y es el más evidente, para actuar hay que ser; podríamos
decir, en un lenguaje más común: para actuar hay que estar vivo; los muertos no
actúan. Pero hay otro sentido de la fórmula que los medievales desarrollaban del
siguiente modo: "modus operandi sequitur modus esendi"; cada cual actúa conforme
a su capacidad o a su modo de ser.
A veces, para sostener que el feto no es persona se argumenta diciendo que no
actúa como tal. Es decir, un feto no tiene aún capacidad de intimidad, tiene un
nivel de conocimiento muy limitado, no toma aún decisiones libres, apenas puede
comunicarse con los demás. Sin embargo, apoyarse en esto para decir que no es
persona no deja de ser una falacia metafísica. Si antes es el ser, y de ahí se
deriva el actuar, habrá que tener en cuenta cual es el ser, la ontologia de una
realidad, para calificar su realidad. Puede ser que un ser no esté actuando por
determinadas causas, por ejemplo, el sueño, y no por eso deja de tener unas
características ontológicas.
4. Lo constitutivo y lo consecutivo
Estas diferencias están relacionadas con lo que los filósofos distinguen entre
lo constitutivo y lo consecutivo. Dependiendo de las estructuras esenciales de
un ser, de ahí deriva su actuar que en cierto modo es derivado. Así, por
ejemplo, Zubiri denomina "notas constitutivas" a las características de la
esencia (10).
Lo consecutivo lo considera Zubiri si no algo extrínseco, sí derivado de unos
esquemas constitutivos. Hablando, por ejemplo, de la convivencia, afirma:
"La convivencia no es simplemente una interacción. La interacción sería, en
definitiva, algo sino extrínseco por lo menos sí consecutivo a cada uno de los
entes que reaccionan entre si; (... ) Evidentemente no es el caso. La
convivencia pertenece a la estructura de cada uno de los hombres. Es decir, el
hombre convive esencialmente con los demás hombres, esto es, desde sí mismo"(11).
Otro momento en el que afirma que hay algo previo al actuar es al hablar de la
libertad. Esta, que parece caracterizada ante todo como algo operativo, está
apoyada en una estructura ontológica(12).
Lo consecutivo, en definitiva, se apoya en el ser de otro. Y lo mismo lo
operativo. Así, refiriéndose a la persona como suidad afirma Zubiri: "ejecute o
no sus acciones, la realidad humana es como realidad algo formalmente anterior a
la ejecución"(13).
5. Diferencia entre personeidad y personalidad
En este sentido, y refiriéndose concretamente a la persona Zubiri distingue
entre personeidad y personalidad. La personeidad está constituida por lo más
profundamente ontológico. La personalidad se deriva del actuar humano. Veamos lo
que afirma:
"Ser persona, evidentemente, no es simplemente ser una realidad inteligente y
libre. Tampoco consiste en ser sujeto de sus actos. La persona puede ser sujeto
pero es porque es persona, y no al revés. También suele decirse que la razón
formal de la persona es la subsistencia. Pero yo no lo creo: la persona es
subsistente ciertamente, pero lo es porque es suya. La suidad es la raiz y el
carácter formal de la personeidad. La personeidad es inexorablemente el carácter
de una realidad subsistente en la medida en que esta realidad es suya. Y si su
estructura como realidad es subjetual, entonces la persona será sujeto y podrá
tener caracteres de voluntad y libertad. Es el caso del hombre"(14).
Como se ve la personeidad es la fuente más profunda del ser de hombre, la raiz
de donde nace todo su actuar. Pues bien, en este sentido la personalidad tiene
un caracter en cierto modo derivado: "Si llamamos personeidad a este carácter
que tiene la realidad humana en tanto que suya, entonces las modulaciones
concretas que esta personeidad va adquiriendo es lo que llamamos personalidad.
La personeidad es la forma de realidad; la personalidad es la figura según la
cual la forma de realidad se va modelando en sus actos y en cuanto se va
modelando en ellos".
El actuar es derivado de la personeidad. Eso no quiere decir que los actos
humanos tengan poca importancia en el ser humano. Con ellos decide sobre su
vida. Con ellos modula su propia personeidad. En ese sentido Zubiri afirma que
"la personalidad no es cuestión de psicología ni de antropología empírica, sino
de metafísica"(15).
No, la personalidad es importante, pero tiene su raíz y fuente en la
personeidad.
6. Constitución del embrión humano
A partir de esta distinción Zubiri hace afirmaciones importantes para nuestro
tema:
"Se es persona, en el sentido de personeidad, por el mero hecho de ser realidad
humana, esto es, de tener inteligencia. Ciertamente el embrión humano adquiere
inteligencia y por tanto personeidad en un momento casi imposible de definir;
pero llegado ese momento ese embrión tiene personeidad. Todo el proceso genético
anterior a este momento es por esto tan sólo un proceso de hominización"(16).
Como se ve, para ser persona en el sentido de personeidad, lo importante es
tener las estructuras constitutivas. Cuando se tienen esas estructuras no hace
falta el actuar como tal para poder ser declarado persona.
Zubiri añade, sin embargo, algo más. Dice así:
"Al tener, llegado su momento, esta forma de realidad, ciertamente el embrión no
ejecuta todavía actos personales; y podría pensarse entonces que esa personeidad
carece aún de personalidad. Pero no es así, porque la personeidad no se
configura sólo ejecutando actos, sino también recibiendo pasivamente la figura
que en esa personeidad decantan los procesos genéticos que se ejecutan por el
viviente humano en su proceso de hominización. Cuando este embrión llega a tener
inteligencia va cobrando personalidad pasivamente.
En definitiva, desde que el embrión humano tiene esa forma de realidad que es la
personeidad, esta personeidad se va siempre modulando a lo largo de toda la vida
humanamente constituida. La personeidad se es, y es siempre la misma; la
pesonalidad se va formando a lo largo de todo el proceso psicórgánico desde que
el embrión humano posee inteligencia, hasta el momento de la muerte. Por eso el
hombre es siempre el mismo pero nunca es lo mismo; por razón de su personeidad
es siempre el mismo, por razón de su personalidad nunca es lo mismo (17).
Partiendo de estas interesantes palabras habrá que considerar que la personeidad
es estructura, anterior a la operatividad. Y como la inteligencia forma parte de
esa estructura, habrá que tener en cuenta que el ser humano es inteligente antes
de que actúe con inteligencia, que incluso en el ser humano después de nacido no
se despierta hasta después de varios años.
La pregunta de cuándo exactamente el embrión tiene los elementos necesarios para
considerar que su estructura básica está completa es una respuesta que no puede
dar la filosofía sino la ciencia. En el proceso intelectual de Zubiri hubo una
evolución que, sin embargo, desde el punto de vista filosófico no es relevante.
El pensaba que desde el momento de la concepción ya había persona (18).
Sin embargo al conocer que científicamente se admite que hasta los primeros once
días se puede producir una división dando lugar a los gemelos univitelinos, esa
duda acerca de una verdadera individuación le llevó a dejar sin precisar el
momento. Sin embargo su razonamiento es claro: desde que están presentes los
elementos constitutivos, aún cuando se vayan configurando pasivamente en su
proceso de hominización, ahí, al haber vida humana, hay personeidad y, por
tanto, persona humana en su más hondo sentido, y también en su progresiva
modulación. Por tanto se puede decir que según el pensamiento de Zubiri el
embrión humano tiene personeidad y ya va adquiriendo, aunque pasivamente,
personalidad.
7. Persona y vida humana
Respecto al embrión humano son interesantes las declaraciones del genetista
Lejeune, cuando se refiere a la información contenida en la primera célula del
embrión. Dice así:
"El huevo fertilizado es la célula más especializada que existe en el mundo,
puesto que posee instrucciones especiales que subrayan qué segmentos de ADN
deben expresarse y cuáles no. Ninguna otra célula poseerá esto en la vida del
individuo. Cuando un óvulo fecundado se divide en dos células, se realiza un
intercambio de información entre ambas. Cuando se divide en tres células, éstas
reciben la siguiente información: somos un individuo. Y, en el proceso de
desarrollo, el sistema de subrayado cambia progresivamente, de modo que las
células se diferencian y se especializan (...) A decir verdad, durante este
proceso de expansión de la fórmula primaria que está escrita en el ser humano no
se aprende nada sino que progresivamente se van olvidando cosas. La primera
célula sabía más que el estadio de tres células, y el estadio de tres células
sabía más que la mórula, que, a su vez, sabia más que la gástrula, la cual sabía
más que la línea primitiva y el sistema nervioso primitivo. Al comienzo, no sólo
estaba escrito lo que constituye el mensaje genético que podemos leer en cada
célula sino también el modo en que debía leerse, una secuencia tras otra. Todo
está escrito en la primera célula, y se olvida progresivamente en las demás
células de nuestro cuerpo"(19).Si
la primera célula tiene ya toda la información de lo que será el individuo
podría concluirse que ahí está ya la personeidad. Lo que resulta indudable es
que desde el momento de la concepción hay vida y vida humana.
Cuándo hay vida humana debidamente individualizada ha de decirlo la ciencia (20).
La filosofía en eso depende de la ciencia . Lo que sí puede decir la filosofía
es que cuando hay vida humana individualizada allí hay persona en sentido
constitutivo. Persona en sentido de personeidad. Personeidad que a través de la
actuación se moldeará en personalidad.
Notas bibliográficas:
1. Aún hoy esta concepción se sigue defendiendo como la más profunda que pueda concebirse. Por ejemplo en su estudio sobre las nuevas antropologías, Ruiz de la Peña critica sus deficiencias desde la perspectiva de la unidad humana concebida desde la unidad. Cfr. RUIZ DE LA PEÑA, Las nuevas antropologías. Un reto a la Teología. ed. Sal Terrae, Santander 1983, 203-232. En los capítulos anteriores se repasan las antropologías actuales como el existencialismo, la antropología estructural, el marxismo humanista, el reduccionismo biologista, el antropobiologismo, el monismo fisicalista, el monismo emergentista, y la dualidad interaccionista.
2. Este aspecto de la persona es de una importancia indudable y sigue siendo objeto de estudio. Cfr. CROSBY, John F., The incommunicability of human persons, in "The Thomist" 57 (1993) 403-442.
3. Un filósofo que trabaja en esta línea es Leonardo Polo, que desde hace años habla de una antropología, aunque ésta aún no ha visto la luz. Cfr. segunda parte de POLO, Leonardo, Presente y futuro del hombre, ed. Rialp, Madrid 1993; y los artículos: La coexistencia del hombre, en Actas de las XXV Reuniones Filosóficas de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Navarra, t.I, Pamplona, 1991 pp. 33-48; Tener y dar, en Estudios sobre la Enc. 'Laborem exercens', BAC, Madrid 1897, pp. 201-230; Libertas transcendentalis, en "Anuario filosófico" 25 (1993/3) 703716.
4. La preocupacion por el tema de la persona es creciente. Ejemplo de ello es el ya citado Congreso de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino (SITA): "Dignidad personal, Comunidad humana y orden jurídíco",que publica sus actas en dos volumenes, ed. Balmes, Barcelona 1994, que recogen las aportaciones de 106 ponentes.
5. Para una historia del concepto de persona cfr. MILANO, Andrea, La Trinitá dei teologi e dei filosofi. L'intelligenza della persona in Dio, Dehoniane, Napoli 1987, pp. 323, recogido también en PAVAN, A., e MILANO, A., Persona e personalismi, ed. Dehoniane, Napoli 1987, pp. 1-286, donde en artículos de diversos autores (V. MELCHORRE, P. SEQUERI, W. PANNENBERG, A. RIGOBELLO, g. CAMPANINI, f. BORNE, P. VALADIER, P. NEPI, J.D. DURAND.) se da una visión del personalismo contemporáneo.
6. En efecto, en 1959 dictó un curso oral Sobre la persona. Después de haberlo impartido como conferencias comenzó a redactarlo como libro. De ese propósito nació el artículo El hombre, realidad personal, publicado en 1963 (El hombre, realidad personal, en "Revista de Occidente", 2ª Epoca, n. 1, (1963) pp. 5-29.). Fue tal la importancia que en su pensamiento tuvo configurar bien qué es el hombre en cuanto persona que, como es sabido, aquel curso y su posterior redacción le condujo a escribir el libro Sobre la esencia, que nació como una nota a pie de página a un tratado de antropología (Cfr. Introducción a Sobre el hombre de Ignacio Ellacuría, Alianza editorial, Madrid 1986, p.XX.).
7. Un amplio estudio sobre su concepción de la persona, sobre todo en sus aspectos relacionases, se puede encontrar en mi tesis doctoral de próxima publicacion: Noción de persona en Xavier Zubírí.. Una aproximacion al genero, ed. Univ. Complutense.
8. ZUBIRI, Xavier, La persona como forma de realidad: personeidad, en Sobre el hombre, o.c., p. 111.
9. ZUBIRI, Xavier, El hombre y Dios, Alianza editorial, Madrid 1984, p. 48.
10. ZUBIRI, X., Sobre la esencia, Alianza editorial, Madrid 1985 (1 ed. 1962 en Moneda y Credito) p. 319: "Por tener este esquema constitutivo, delimitado en acto dentro de la propia esencia constitutiva, es por lo que cada esencia individual tiene su esquema constitutivo 'recibido' y 'común'. Los individuos ascendientes o descendientes esto es, la 'ascendencia' y la 'descendencia' en cuanto tales son posibles tan sólo fundadas en el carácter recibido y común del esquema constitutivo".
11. ZUBIRI, Xavier, Estructura dinámica de la realidad, Alianza editorial, Madrid 1989, p.252.
12. ZUBIRI, Xavier, El hombre y Dios, o.c., p. 330: "Hay una cosa previa que es ser libre, anteriormente a todo ejercicio de libertad. Es justamente 'libertad en'. El hombre es libre 'en' la realidad en cuanto tal. Por ser justamente de aquella condición en virtud de la cual yo soy mío, me pertenezco a mí mismo y no a otra realidad".
13. ZUBIRI, Xavier, El hombre y Dios, o.c., p. 48-49.
14. ZUBIRI, Xavier, El hombre y Dios, o.c., p. 49.
15. ZUBIRI, Xavier, El hombre y Dios, o.c., p. 50.
16. Ibidem.
17. ZUBIRI, Xavier, El hombre y Dios, o.c., pp. 50-51.
18. Esto parece deducirse de sus afirmaciones. Cfr. Sobre el hombre, o.c., pp. 49-50.
19. LEJEUNE, Jéróme, ¿Qué es el embrión humano?; Documentos del Instituto de Ciencias para la Familia, Rialp, Madrid 1993, pp. 51-52.
20. Las relaciones entre filosofía y ciencia en este punto son fundamentales. Por un deficiente conocimiento de la fisiología en la Edad Media hubo curiosas teorías sobre la animación de los embriones. Cfr. SEIDI, Horst, Sobre el alma racional en el embrión humano según Aristóteles, Alberto Magno y Tomás de Aquíno, en "Espíritu" 44,(1995)157-168.
(Publicado en Cuadernos de Bioética, 31, 3º 1997, PP. 1113-1118)
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