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Apreciado Editor de la Revista de Bioética, Dr. Antonio Dubravcic: Le felicito por su labor: Someto a vuestra consideración la siguiente carta, del misionero de Angola
Dr. Walter
Zamora , Managua , Nicaragua.
Email:
wzamorap@hotmail.com
Carta de
SACERDOTE CATOLICO AL NEW YORK TIMES
Querido hermano y hermana periodista:
Soy un simple sacerdote católico. Me siento feliz y orgulloso de mi vocación.
Hace veinte años que vivo en Angola como misionero.
Me da un gran dolor por el profundo mal que personas que deberían de ser señales
del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que
justifique tales actos. No hay duda que la Iglesia no puede estar, sino del lado
de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas las medidas que sean
tomadas para la protección, prevención de la
dignidad de los niños será siempre una prioridad absoluta.
Veo en muchos medios de información, sobre todo en vuestro periódico la
ampliación del tema en forma morbosa, investigando en detalles la vida de algún
sacerdote pedófilo. Así aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70,
otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes…
Ciertamente todo condenable! Se ven algunas presentaciones
periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas, llenas de
preconceptos y hasta odio.
¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se
consumen por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en
los cuatro ángulos del mundo! Pienso que a vuestro medio de información no le
interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002,
a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno
se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar
decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han
retornado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en México mediante
el único puesto médico en 90.000 km2, así como con la distribución de alimentos
y semillas; que hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y
escuelas a más de 110.000 niños...
No es de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis
humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla,
después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU.
No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las noches recorra
las ciudad de Luanda curando a los chicos de la
calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la
gasolina, que alfabeticen cientos de presos; que otros sacerdotes, como P.
Stefano, tengan casas de pasaje para los chicos que son golpeados, maltratados y
hasta violentados y buscan un refugio.
Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando los
enfermos y desesperados. No es noticia que más de 60.000 de los 400.000
sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus
hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para
niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que
fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación
profesional, en centros de atención a cero positivos… o sobretodo, en parroquias
y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.
No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes
durante la guerra en Angola, los haya transportado de Kalulo a Dondo y volviendo
a su misión haya sido ametrallado en el camino; que el hermano Francisco, con
cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas
hayan muerto en un accidente en la calle; que decenas
de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una
simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina,
visitando a su gente. En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los
primeros sacerdotes que llegaron a la región…Ninguno pasa los 40 años.
No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus
dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad
que sirve.
La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena
Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua. Hace más ruido
un árbol que cae que un bosque que crece.
No pretendo hacer una apología de la Iglesia y de los sacerdotes. El sacerdote
no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad
busca seguir a Jesús y servir sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y
fragilidades como en cada ser humano; y también belleza y bondad como en cada
criatura…
Insistir en forma obsesionada y persecutoria en un tema perdiendo la visión de
conjunto crea verdaderamente caricaturas ofensivas del sacerdocio católico en la
cual me siento ofendido.
Sólo le pido amigo periodista, busque la Verdad, el Bien y la Belleza. Eso lo
hará noble en su profesión.
En Cristo,
P. Martín Lasarte sdb
Ya era hora de que llegara un correo como éste, que en verdad vale la pena
reenviar....esperemos que todos los católicos podamos hacer un poco de
contra-peso...no solo con reenviar este correo, sino con nuestro ejemplo de
vida.
Dr.Walter Zamora, Ginecólogo- Obstetra del Hospital Bautista, Managua, Nicaragua.