La  Bioética   y  la  Sociedad  Nicaragüense ”.   ¿ Debemos  Introducir  el Pensamiento Personalista de Juan Pablo II  en el  Seno de las  Universidades  y  de las Facultades de Medicina y Derecho .  

Autor:

Dr. Juan Herrera Salazar,  Miembro de la Asociación de  Médicos  Católicos   Humanae Vitae , Appointed Director del Proyecto del Centro de Bioética de la Universidad  Juan Pablo II, Managua, Nicaragua.

 

Simposium Universidad Thomas More.                                                                                                                                                                                            Profesores  Invitados:  rof. Silvio de Franco, Rector de la Universidad  Tomas More;   Prof. Pablo Ubeda ,  Universidad  Centro Americana;    Dr.  Rafael Diaz Salazar, Medico  Intensivista, Miembro  de  la  Asociaciòn  de Médicos Católicos.      Lic. Julio Barbosa, Miembro  de la  Comunidad Redemptor Hominis ; Prof. Napoleón  Fuentes, Unica; Monseñor  Silvio Fonseca Martinez,  Arquidiócesis  de  Managua.       
 
Invitados  especiales:
Asociación  de Médicos Católicos Humanae  Vitae,  Asociación de Juristas  Católicos Humanae Vitae,   Subcomisión Arquidiocesana  por la Vida, Comunidad  Redemptor  Hominis,  Estudiantes de la  Universidad  Thomas  More . 

 

Proemium.

 

En la postmodernidad, muchos de nuestros contemporáneos limitan su horizonte de análisis. Sólo son capaces de verse a sí mismos, buscan en su interior los valores que deben ser respetados, y no los buscan en la realidad de las cosas (quid est res).

 

Si usamos la razón descubrimos que la realidad está en el mundo, razonando captamos la realidad de las cosas, la realidad de los entes, captamos la realidad, de que la vida humana simplemente por el hecho de existir encarna un valor que merece ser respetado.

 

No podemos abandonarnos a la comodidad de no razonar, vamos a usar nuestras facultades, nuestra inteligencia: la razón no puede abdicar sólo porque el clima cultural actual nos hace ese llamado, al contrario vamos a usarla más que nunca para defender la vida, la razón nos va a ayudar a combatir la sin razón de la postmodernidad, la razón nos va a aclarar la verdad, nos va a permitir captar la “esencia necesaria” (quidditas), reconocer la substancia, la naturaleza de la persona humana (corpore et anima unus). Sabemos que sólo reconociendo la persona humana con la razón, la vamos a respetar por su valor, dignidad y trascendencia.

 

El relativismo hoy es el eje de la cultura postmoderna: “Todo es igual”, “nadie tiene derecho a imponer su posición sobre los demás”, cada quién tiene “su verdad”, “la verdad está por igual en todas las religiones y filosofías”.

 

Así una persona o un grupo social, con el fin de justificar su modus vivendi, sus intereses económicos, ideológicos, se dedica a defender una teoría gnoseológica, un modelo bioético, o una teoría relativista del conocimiento y a tildar de “intolerante” y de “dogmático” cualquier postura que defienda la capacidad natural del hombre para conformarse a la verdad objetiva y a Ley Moral Natural.

 

Tal uso ideológico hace que se vaya diluyendo o desapareciendo en tantas personas el sentido de la vida. El relativismo crea una cultura que no respeta los valores humanos y espirituales, que va en contra de la dignidad de la persona humana. Crea una cultura que pretende borrar la conciencia humana, la capacidad de hacer juicios morales sobre los propios actos, sobre los cambios culturales y las leyes del Estado.

 

En este clima cultural actual, cabe preguntarse legítimamente:

 

¿Conocemos la realidad como es, o sólo lo que nuestra mente proyecta en su interior?

¿Somos capaces de conocer la verdad?

En latín estas preguntas se formularían así: “ An sit veritas ”

 

Por eso debemos trabajar para responder al relativismo cultural, debemos estudiar el relativismo como doctrina, reconocer sus exigencias positivas, pero debemos señalar sus deficiencias estructurales, refutarlo desde la filosofía del conocimiento adecuadamente. Los relativistas no pueden hablar de la validez de su doctrina y negar la diferencia entre verdad y falsedad. El relativismo niega el principio de no-contradicción, afirma que todo es “verdadero”, tanto una cosa como su contraria. Por eso les vamos demostrar que sí se puede conocer la verdad y que los actos buenos son aquellos que afirman la verdad y buscan incansablemente el Bien como su fin último.

 

Voy a nutrirme  de   las argumentaciones de Santo Tomás, sobre  la teoría del conocimiento (adaequatio intellectus et rei), De veritate, q.1a.2.s.c.2, para demostrar que la verdad es cognoscible.

 

La teoría de la correspondencia del Aquinate: conformidad o adecuación entre nuestro conocimiento y la realidad misma, nos permite afirmar que podemos conocer una verdad formal o lógica, es decir establecer una conformidad mental de la inteligencia con la realidad.

 

Por ejemplo, cuando veo una ecografía que muestra los latidos del corazón del embrión, mi mente establece con él una relación de adecuación ideal: “crea”, por decirlo así, una idea, un concepto, un juicio, a través del cual conocemos al embrión presente.

 

Es importante subrayar que nuestra mente no crea la realidad del embrión, sólo la reconoce, él está presente aunque no tengamos un aparato de ultrasonido, la realidad ontológica o trascendental sólo mide o determina el contenido del conocimiento, está allí presente independientemente de nuestra mente, cuando nuestra mente se conforma con la realidad (verdad formal o lógica), el hombre conoce, posee la verdad (fenoménica), la realidad se “manifiesta” a la inteligencia y ésta la “asimila” a través del proceso de conformidad mental.

Es  mi deber  ahondar en  este concepto,  así lo demandan los  estudiantes, y las  futuras  licenciadas  en  biología  y  doctores  en medicina; la definición legal del embarazo sigue a la definición médica: para la Organización Mundial de la Salud (OMS) el embarazo comienza cuando termina la implantación, que es el proceso que comienza cuando se adhiere el blastocito a la pared del útero (unos 5 o 6 días después de la fecundación).  Luego  el blastocito atraviesa el endometrio uterino e invade el estroma. El proceso de implantación finaliza cuando el defecto en la superficie del epitelio se cierra y se completa el proceso de nidación, comenzando entonces el embarazo. Esto ocurre entre los días 12 a 16 tras la fecundación.

1.      Esta  definición  en primer  lugar  no  corresponde  a la verdad, sabemos  por  nuestros  estudios de embriología,  que la  fusión  de los  gametos ,  dió  origen  a una  nueva  célula,  el  zigoto,  la persona   ya  está  presente en  esa  etapa  del  desarrollo ( embrión).

2.      Esta  definición  introduce  dos  nuevos  conceptos:  

 

a)   pre-embrión 

 

 b)  pre-embarazo.

3.   Este  uso  del  lenguaje, pretende  declasar  al embrión.  Con  la  lingüística, se pretende, sobre  todo hacer  que  los  jóvenes  pasen  por  alto,  su deber  de  buscar incansablemente la verdad,  su deber de  dar una  mirada científicamente  honesta al  universo de la  vida prenatal, a  reflexionar  sobre  la  verdad  ontológica de la persona humana y  su  valor.

4.   Que  los  jóvenes  piensen  que en   nuestra  mente  se crea la  realidad  de las  cosas.  La  realidad está presente independientemente  de  nuestros  propios deseos,  no  podemos  crear  la  realidad ,  ni los  valores,  estos  son objetivos.

 En  nombre  de la  libertad, no  podemos  justificar  el  libertinaje  ético, la  libertad  sin responsabilidad,  se  vuelve un juego existencial, un “ ludus  existencial”.

Así   estas  corrientes  de pensamiento  justifican   el  siguiente juicio  moral:  si la  madre no  está embarazada, en  los primeros  quince  días  después de la concepción, puede esta  sin ningún problema  ético-moral y legal  tomar una píldora para eliminar un pre-embrión  o  un cúmulo de células ( cuerpo embrioide).

 Las  jóvenes  pueden  argumentar  justificadamente:  “  Si  la OMS  me dice ,  que en los primeros  15  días  de  gestación  no estoy embarazada  y  llevo  dentro  de mi  cuerpo un pre-embrion,  que la OMS  no  reconoce como  ser humano,  por  consiguiente  disponer de  mi cuerpo  como  quiera,  tengo  derecho  a  tomar  mi  decisión  libre , autónoma, de hacer lo  que  quiera  con mi  cuerpo, sobre  todo  que     mi  derecho  de libertad  no  perjudica  a terceros.

Por  eso  pretendemos iluminar la razón,    nuestra razón,  como  profesores  universitarios , la  de  nuestros jóvenes  discentes,  introduciendo  el  estudio  de  una  antropología adecuada, especialmente  en las  facultades de medicina y derecho,  de manera  no  seamos    víctimas   de la  lingüística, que  bien usan  la  corrientes  filosóficas, liberal   radicales utilitaristas,  que  nos   hacen  parecer  un  dato  científico  algo que no es,   en  este  caso,  confundir    una persona,  con un cultivo celular  o un tejido embrioide, dejando    el  campo  abierto,   a  diferentes  grupos  de poder  para proceder  de manera  arbitraria.

Las  políticas sanitarias  en  nuestros países  son  dictadas  desde  el  exterior, se dictan política antinatalistas,  a  las  que  debemos  someternos , para  ser  elegidos  para  recibir  una  ayuda  condicionada  a su  cumplimiento.  Estos  organismos internacionales  violan  nuestros  derechos  inalienables, nuestra  sobreranía  política, y  nuestra  libertad de consciencia.

Obligan en  las  universidades a  nuestros  jóvenes  a aprender , conceptos  seudocientíficos  o  para-filosóficos como: pre-embarazo, tejido  embrioide,  pre embrión, ventana  de implantación, píldora  del  día  después, anticoncepción  de emergencia,  terminología , que  sirven  los  intereses  del  neocolonialismo biológico,  que  los  organismos  internacionales nos pretenden  dictar.

Es claro para todos, que existe una íntima unión entre la teoría del conocimiento y la vida moral. La propia teoría del conocimiento determina en buena parte el modo de concebir al hombre, la cultura, la ética y la religiosidad.

 

Por eso, la propia libertad, los propios deseos, intereses y hábitos morales suelen jugar un papel muy importante, a veces decisivo, en nuestro modo de concebir el conocimiento humano.

 

“La filosofía del conocimiento resulta, pues, decisiva, para restaurar en nuestros contemporáneos una genuina confianza en su capacidad para conocer la verdad y ofrecer el reto a la filosofía de redescubrir y desarrollar su dignidad en pleno”. Juan Pablo II, Fides et ratio, 6.

Fieles al  Evangelio, sabemos que podemos lograr la plenitud de nuestra existencia, sólo si trabajamos para construir la “Civilización de la Verdad y  del Amor” y  de manera libérrima cumplimos con el precepto: “Ama a tu prójimo como a ti mismo

Diàlogo Bioético:
Prof. Silvio  de Franco:    

Hoy  se  habla  de valores,  como  si se  estuviera en un supermercado  donde cada  quién escoge   los que más les conviene  para este momento o circunstancias.   El  uso  filosófico del término valor,  lo introducen  los  estoicos  en el  dominio de la  ética  y denominaron    valores  a los  objetos  de las  selecciones  morales.  Lo  hicieron así  por entender el bien  en sentido  subjetivo  y en consecuencia  podían  considerar los  bienes  y sus relaciones  jerárquicas  como objetos de preferencia  y elección.  Entendieron  por  valor,  toda  contribución a una  vida  conforme a la  razón. Como  dice  Cicerón  lo  conforme  a la naturaleza , digno de elección  (selectione dignum  ).  

Debemos  re-introducir en el  ámbito universitario   las  virtudes, una  ética de la virtud , y  desde  allí plantear  una discusión  axiológica , por lo que  veo  (  me  refiero  a   la  brillante exposición  del  Dr. Rafael  Diaz) ,  válida para la medicina , el  derecho  y    adecuada para  nuestra universidad  orientada a las  ciencias  de  la  economía.

 Dr.  Rafael  Diaz Salazar:

Mi presentación,  como  pudieron observar , reconoce, siguiendo los planteamientos  hipocráticos, que  la  deontología  y la moral son  términos estrechamente afines. El  término   ética  médica   puede ser  utilizado y  dar un sentido  más amplio al  de Deontología Médica:  “ Complejo de obligaciones morales  que regulan  la  praxis  médica ”.

Es importante  tener  en cuenta  que para el ejercicio de la  medicina, la ética médica  no  puede desvincularse de la  medicina  legal.  El  galeno  debe  familiarizarse con algunos  artículos del   código civil, del  código   penal   y  de la  Constitución de la  República.

Vimos  a  lo largo  de mi exposición,  que surge la necesidad , de que  la ética  médica, hoy la bioética, siga  siendo  una ciencia  normativa, fundamentada en principios  universales: valores  que  han inspirado  la  constitución de la estructura cultural,  social y comunitaria en que vivimos.

Estudiante :

Desde  esta óptica: 

¿ No  creen, estimados  profesores   que se debe abogar  por una enseñanza  sistemática de la ética en las  universidades, por ejemplo en nuestra Universidad Thomas More ?.

¿ Deberíamos  tener  un curso de  ética  empresarial en nuestra  universidad ?.  Se pueden  hacer consideraciones  análogas para las  facultades de medicina y las facultades de derecho, para los hospitales públicos y privados  del país.

Dr.  Juan Herrera  Salazar:

En  primer  lugar  respondo afirmativamente a  nuestro  distinguido estudiante.

Ayer  antes del simposio  discutía  con el Prof. Pablo Ubeda la oportunidad  de abordar con los  estudiantes  de  la  UCA  algunos  temas  sobre la  axiología del  derecho.

Hoy  nos  apartamos del  pensamiento  clásico, parece prerrogativa  del  derecho positivo imponer por simple  consenso  de  mayoría una  ley  que es contraria  a la  razón.

Prof.  Pablo  Ubeda:

“ El  positivismo  jurídico hoy  ha  cobrado sobre  todo  la  forma  de teoría  del  consenso  como  fuente de derecho,  si la razón  no  está  ya  en situación  de encontrar  el  camino  hacia la  recta ratio,  hacia  la  ratio vera , solo  quedan   para el Estado las  convicciones  comunes de los  ciudadanos, concernientes a valores, las  cuales convicciones  se reflejan en el consenso democrático ”.

 Dr.  Juan Herrera Salazar:

No  es  la  verdad  la  que crea el  consenso , sino  que el consenso  que  crea no  tanto  la verdad  cuanto  los ordenamiemtos  comunes.

La  mayoría  determina  qué es  lo  que debe valer ( estar  vigente ) como  verdadero  y como  justo. Y eso  significa  que el  derecho queda  expuesto  al  juego de las  mayorías  y  depende de la  conciencia  de los  poderes de la sociedad del momento, la cual conciencia viene  determinada  a su vez  por múltiples  factores.  Justamente lo que señaló  Silvio Franco  con su metáfora del supermercado.  

Nuestra  Asociación de Médicos  Católicos  Humanae Vitae trabaja  desde la  bioética personalista para  contribuir a la  sanidad de la  “ ratio ”  y  por  medio de  una  justa educación del  hombre  conservar en la razón  de la persona humana , la  capacidad de ver y percibir, reconocer  la  verdad.

No  importa  como  llamemos a ese derecho en sí, si  lo queremos  llamar Derecho Natural , o  de cualquier otra manera, eso  es un problema secundario.

Lic. Julio Barbosa:

La comunidad Redemptor Hominis  atendiendo a su misión de formar la conciencia social acerca de los desequilibrios que rompen el orden moral con respecto a los derechos humanos , desea promover de forma integral y solidaria su desarrollo a la luz del personalismo cristiano de Juan Pablo II.

Hemos convocado a este conversatorio conmemorando el XXXII aniversario de su pontificado . Asimismo  pretendemos  continuar motivando el estudio todavía en ciernes, como bien lo dice Burgos, de su filosofía personalista, que aunque ya se ha convertido en categoría moral básica de la doctrina social de la Iglesia y no podemos prescindir de ella para entender la dignidad humana.   Aún su potencial no ha sido agotado.

Felicitamos al Prof  Pablo Ubeda, por su  deseo  de introducir en  la UCA la  antropología  adecuada de Juan Pablo II   y  sus reflexiones  teológicas para alimentar  y dar un  nuevo vigor  a sus cursos de filosofía.

Dr. Rafael  Diaz Salazar:

Ya  señalé  la  importancia  del pensamiento  cristiano  en la  elaboración  de la moral  médica, la  contribución  del   Magisterio de la Iglesia  Católica para su renacimiento desde ( Pío XII, PabloVI, Juan Pablo II )  y la teología protestante en los  Estados  Unidos  , que jugó  un papel importantísimo en el  trabajo de la  “  National  Commission  for  the Protection of  Human  Subjects and  Behavioral  Research ”.

Dr. Pablo  Ubeda:

A mis  estudiantes de la UCA  les he planteado la necesidad de fundamentar el derecho  con principios  universales (  para  una adecuada reflexión axiológica)  teniendo en cuenta los valores, fruto de la reflexión filosófica de muchos siglos de tradición, de la reflexión ética aristotélica ,  platónica y jurídica. Además  quiero  referirme   a Séneca  y  Cicerón que  siendo autores pre-cristianos, descubrieron con la razón, lo que llamamos  hoy  Ley Moral Natural.

No podemos, aunque estemos en una sociedad pluralista, llegar a legitimar, un enfoque sociológico de la moral.

Por  eso quiero  introducir  a  mis estudiantes  de la UCA al  estudio de algunos  filósofos modernos, que  influyen  en los  modelos  bioéticos que la sociedad postmoderna defiende y  pretende legitimar, como lo hace la filosofía  analítica inglesa, o los pensadores anglosajones.

Es  claro  que  conocer  a los autores significará reconocer aquello valioso de su pensamiento, encontrar las  debilidades  de su sistema de pensamiento, para que los estudiantes  desde una sólida perspectiva personalista ontológicamente fundamentada, aprendan   a refutarlos.

Lic. Julio  Barbosa:

Precisamente de  eso  nos  vamos  a  ocupar  hoy, de estudiar la  Antropología  Adecuada de Juan Pablo  II  y  sus contribuciones al  discurso teológico.

Dr.  Juan Herrera  Salazar:

La  concepción materialista del  hombre   dominó el pensamiento del  siglo XX. Esta  influencia negativa, da  lugar a una  vigorosa  respuesta del obispo de Cracovia, la  elaboración  de una adecuada antropología cristiana. Se  da,   como una  reacción al individualismo edonista , al  subjetivismo y al pragmatismo utilitarista.

Yo  creo  que adoptando una posición de humildad  podemos decir que gracias  a las elaboraciones  antropológico-filosóficas de Juan  Pablo II,  un sin número de  filósofos  modernos  se nos  hicieron comprensibles ( Max Scheler, Edmund Husserl y  el mismo Dietrich von Hildebrand ).

Por  amor a la verdad , voy  a  hacer pública esta confesión:   gracias  a  la lectura de sus elaboraciones antropológico-teológicas, he podido  ahondar en  la comprensión del Evangelio  y  mi  tarea  de médico especialista  se ha facilitado.

Prof. Napoleón Fuentes-

Estoy  de  acuerdo  con el planteamiento de Herrera: la  concepción  materialista  lleva  a una serie de filosófos a elaborar  sistemas  y modelos éticos, que  por motivos de tiempo y para focalizar el debate, me limitaré a definirlos a grandes rasgos:

1.      Modelo liberal  radical   ( Fundamentación  subjetiva, el  sentido fuerte de la libertad).

Se  parte de la presunción  que no  se puede formular una  verdad y  una ley moral  a partir  de la realidad. Los  hechos valen, son datos empíricamente demostrables, mientras que los valores  y las normas son  solo presupuestos  indemostrables.

En otras  palabras se parte    del  Non  cognitivismo de la imposibilidad del conocimiento  de los  valores.

Se  llega  a formular  absurdos emotivistas  como el  A.J Ayer que  declara:  “ Stealing   money is  wrong”  we  do not  have  a proposition that  can be  true  or  false, but  rather as it is as if  we say  Stealing  money !!  with  the  tone… ”

Así , A.J   Ayer  afirma  que los  valores no se fundamentan sobre la verdad, sino  sobre las inclinaciones o preferencias  momentaneas  que el agente de la acción moral , se encuentra en libertad de seguirlas  o no seguirlas.

Aquí  confluyen  otras corrientes de pensamiento:

Subjetivismo –decisionista :   Kelsen.

Emotivismo : Ayer, Stevenson.

Existencialismo nihilista: Jean Paul Sartre.

Creo  que  no debemos  olvidar  por su relevancia, la corriente de pensamiento  que  da origen al  Modelo  Pragmático-Utilitarista ( Fundamentación intersubjetiva)   que  Juan Pablo II contrasta con gran vigor:

Este modelo se  funda  en la utilidad social como valor. Es ético lo que es útil o placentero. La  cultura  es  mutable, por lo tanto  los  valores son mutables  y dependen del  lugar , tiempo  y circunstancias.

Tampoco  este modelo presenta  una  verdad universal.  Se da importancia  a la intersubjetividad  basada en  la utilidad.  El  fin  justifica los  medios  y el método. Se llega   a la  definición de lo útil por  consenso  social, se establece una política de la mayoría.

Esto parece interesante  para  considerarse en una  democracia, pero  los  valores no  pueden someterse al solo  criterio de la mayoría, los valores tienen un peso, que deben ser ponderados  por la  razón.

Asimismo  como la autoridad  no  se establece por el simple número “ Aucthoritas ponderantur  non numerantur”  , los  valores que  servirán para  construir  la sociedad política  deben ser ponderados  de manera de escoger  sabiamente  el  fin que perseguirá  Zoon Politicon, el  bien , ese fin último, que cada  sujeto consciente, cada persona está llamado a realizar.

Imaginemos  una  mayoría parlamentaria  que aprueba la  segregación  racial. Afirmar que  tal  conducta es prerrogativa-privilegio del  derecho positivo y que por simple voluntad de la mayoría  se puede permitir legislar  incluso en contra  de la razón, es una arbitrariedad contraria a la  civilización. 

Anoche , tomandonos un café  con  el  Dr. Herrera, el  Prof. Ubeda  comentaba:

“ Un derecho sin filosofía de los  valores , nos  llevaría a una sociedad  donde los antivalores imponen su dictadura , por  simple mayoría ”.

Dr.  Juan  Herrera  Salazar:

Nos  encontramos en el callejón sin salida del Non cognitivismo.  Por la  intrínseca debilidad del  subjetivismo en el plano social, sus defensores, proponen una  recuperación de la intersubjetividad en el plano pragmático.

De manera  que se proponen  encontrar  un punto de  equilibrio, para que no renieguen por un lado la fundamentación individualista  de la  norma moral , y  por el otro  que logre elaborar formulas  de ética pública, ética  subjetiva de la mayoría.

Estas  formulaciones  se han difundido  especialmente en los países de habla inglesa.

Prof.  Napoleón Fuentes-

En el  Modelo Pragmático  Utilitarista confluyen  varias  corrientes  de pensamiento. Todas  tienen un denominador  común : rehusan  todo el auxilio que les pueda prestar la metafísica y  por  consiguiente muestran la desconfianza,  de que la razón,   pueda encontrar una verdad universal, por lo tanto  una norma válida para todos en el plano moral. Todas estas formulaciones  tienen  el denominador común de una ética sin verdad. 

Analítica:  Russel ,Scarpelli ( ausencia del  daño relevante).

Contractualística: Engelhardt  (  definición sociológica de la persona. Consenso social de la comunidad ética ).

El  contractualismo de Engelhardt tiene algunas  particularidades  ya que no propone  el criterio costo/beneficio, más  bien  el  criterio de consenso:  la utilidad social en razón del consenso social.

Utilitarista: Benthan, Stuart Mill.

Lic.  Julio  Barbosa:

Quiero  pedir a Monseñor  Silvio Fonseca Martinez, que  a “ vuelo de pajaro” nos  señale la  antropología  cristiana  del  arzobispo de Cracovia y su contribución original como  Juan Pablo II,   al discurso teológico.

Monseñor  Silvio Fonseca Martinez:

En su libro Amor y Responsabilidad que escribió siendo Arzobispo de Cracovia, Wojtyla explica que su teoría personalista está en armonía con el mandamiento del amor que pone a la persona en primer término y enfatiza a la persona como el bien por excelencia. Así, dice Wojtyla, el amor a la persona se opone al principio utilitarista que pone al placer o utilidad  como la base de la acción y la reglamentación de las actividades humanas.

La norma personalista es un principio que constituye la base del mandamiento del amor frente al principio utilitarista; así la norma personalista justifica el mandamiento evangélico de amor al prójimo ante todo como persona.

La teoría personalista de Wojtyla se encuadra en esa corriente filosófica del personalismo del siglo XIX que quiere responder a conocidos  autores de la filosofía moderna, interesados en el estudio de la persona humana, como Rene Descartes, Baruck Spinoza, Enmanuel  Kant, y Martin Heidegger entre otros.

Dr.  Juan Herrera  Salazar:

Ahora  que  Monseñor  Fonseca , menciona  a  Descartes,  quiero  referirme  al  dualismo antoprológico de este filósofo , cito a Juan Pablo  II: “ En el terreno puramente racionalista, la historia de la filosofía moderna se inicia con Descartes, quien, por así decirlo, desgajó el pensar del existir y lo identificó con la razón misma: Cogito, ergo sum (“Pienso, luego existo ”). ( 75 )

¡Qué distinta es la postura de santo Tomás, para quién no es el pensamiento el que decide la existencia, sino que es la existencia, el esse, lo que decide el pensar!

      “ Pienso del modo que pienso porque soy el que soy ”... 75  ).

Monseñor  Silvio Fonseca:

      Muy  cierto, Descartes desarrolló un concepto mecanicista de la naturaleza humana y una exaltación de la libertad de decidir como una expresión básica del valor. Surge así una tensión entre la persona y la naturaleza.  Juan Pablo II se hizo eco de esta preocupación en su magisterio. En la encíclica Veritatis Splendor dice que en nuestros días la autonomía que algunos reclaman ha ejercido su influencia incluso en la moral católica.(no. 36).

        Profundizando en la antropología Juan Pablo II declaró que estas teorías de la modernidad han creado un conflicto entre la persona y su naturaleza, ya que el concepto de persona queda totalmente abolido y se concibe al ser humano como algo mecánico destinada sólo a producir, pero se le ignora su dignidad humana,  nace el utilitarismo,  sostenido  por las teorías  liberal  radicales.

       En su carta a las familias, Juan Pablo dice de que el utilitarismo es una civilización basada en producir y disfrutar, una civilización de las cosas y no de las personas, una civilización en la que las personas se usan como si fueran cosas. En el contexto de la civilización del placer, la mujer pude llegar a ser un objeto para el hombre, los hijos un obstáculo para los padres, la familia una institución que dificulta la libertad de sus miembros.”(Carta a las familias, no.13).

       A principios del siglo pasado aparecieron nuevas corrientes de interpretación de la persona inspirados en Santo Thomas de Aquino. En esta corriente de renovación del tomismo aparecen entre ellos Jacques Maritain y Etienne Wilson que enseñaba que el conocimiento humano es inequívocamente realístico ya que el ser humano siempre está en contacto con la realidad.

Dr.  Juan Herrera  Salazar:

En el  ambito médico y jurídico de nuestro país ,  se  conoce  más  a Jacques  Maritain  que al mismo Juan PabloII.  La  influencia del  pensamiento de  Maritain,   fue  definitiva  para   la proclamación de las  Naciones  Unidas de  la  Declaración Universal  de los  Derechos Humanos de 1948 .   Maritain: hace énfasis en el valor  de la persona humana. Consideró la filosofía tomista  como  una filosofía viviente y presente, con todo el poder de avanzar en la conquista de nuevas áreas de descubrimiento justamente porque sus principios son firmes y orgánicamente interrelacionados.

El suyo fue un mensaje de libertad y de independencia de la inteligencia, de vigilancia crítica de los tiempos y de compromiso con un futuro de diálogo y cooperación entre los hombres, las culturas y la  fe.

Siguiendo la   postura de  Sto Tomas, su pensamiento ,  da  vida  un humanismo integral, que  toma distancia del positivismo racionalista,  del inmanentismo  y  subjetivismo modernos , consecuencias de las  elaboraciones  de Descartes.

Monseñor Silvio  Fonseca:

     A partir de la segunda guerra mundial afloró el interés por la persona humana frente al holocausto y el crimen en la humanidad.

        En este contexto resurge el interés por  el personalismo cristiano, con  una fundamentación teológica tomista:

1)      Dios es absoluto e infinito, único y todopoderoso en tres personas.

2)      Jesucristo, es el mediador entre Dios y los hombres, es la persona de la palabra, que tiene dos naturalezas: la humana y la divina.

3)      Existe una personalidad mística de Cristo, a través de la cual los cristianos entran en comunión con Dios.

 

      El personalismo cristiano protege la integridad de la verdad del hombre, su dignidad y su apertura a Dios y a los otros.

     En la encíclica Laborem exercens Juan Pablo II distingue lo subjetivo y objetivo del trabajo humano. El trabajador es más grande que el trabajo,  que los productos del trabajo. El trabajador labora para  responder a  una vocación y comparte su trabajo con el creador.

     Obviamente son abundantes los textos de Juan Pablo II  de inspiración personalista corresponde a los estudiosos identificarlos e investigarlos, mientras tanto podríamos sacar provecho para nuestra realidad nacional, enseñándolo en las  universidades y aplicando  sus enseñanzas  de manera  que podamos contribuir a la humanización de la sociedad y promover la justicia social donde la persona,  vuelva  a ser colocada al centro  de nuestro quehacer.  sea  más importante que las cosas , solo haciéndolo nosotros  , podremos  construir lo que Juan Pablo II  llama  la “ Civilización  del Amor ” .

 

Bibliografía:

Nota:  

Las  referencias  bibliográficas  aquí señaladas, fueron  escogidas,     por el autor  para  facilitar  el  estudio  a   nuestros estudiantes  universitarios, por  este  motivo  son presentadas  para su uso operacional, se presentaran  por secciones  y  no se respetan  los  canones académicos.   Los  filósofos  y  profesores  universitarios, encontraran  los enlaces  útiles para  ampliar la  discusión.

La  Ley  Moral  Natural , Descubrimiento de la  Razón:

1.       Marcus  Tullius  Cicero:    De  Republica:

      Est quidem vera lex recta ratio naturae, diffusa in omnes, constans, sempiterna, quae vocet ad officium jubendo, vetendo a fraude deterreat; ...Huic legi non abrogari fas est neque derogari ex hac aliquid licet neque tota abrogari potest, nec vero aut per senatum aut per populum solvi hac lege possumus, neque est quaerendus explanator aut interpres eius alius, nec erit alia lex Romae, alia Athenis, alia nunc, alia posthac, sed et homnes gentes et omni gentes et omni tempore una lex et sempiterna et immutabilis continebit, unusque erit communis quasi magister et imperatur omnium deus, ille legis huius inventor, disceptator, lator; cui qui non parebit, ipse se fugiet ac naturam hominis aspernatus hoc ipso luet maximas poenas, etiamsi cetera supplicia, quae putantur, effugerit.

2.      L. Annaei  Senecae.   Epistulae morales  ad  lucilium .          

            Seneca Epistulae Morales - Liber I

Seneca, insieme a Cicerone, rappresenta l’esponente più significativo della prosa filosofica romana: egli esprime la sua concezione della vita e dell’uomo nelle Epistulae ad Lucilium, l’opera filosofica più profonda ai fini della comprensione del suo messaggio. In tale opera (58, 32 – 37) viene ripresa ed elaborata in maniera personale la dottrina stoica del suicidio. Esso è lecito e addirittura doveroso, quando all’uomo diventa impossibile vivere secondo natura, ossia secondo la retta ragione, la sapienza e la virtù. Per Seneca, infatti, chiunque non è più padrone delle sue capacità razionali, avendo perso il senso e lo scopo della vita, deve porre fine ai suoi giorni

La  Verdad:

3.      Abbagnano  Nicola,   Dizionario  di Filosofia Ed. 1961,  trad. En  español 1963,  Fondo de Cultura  Económica.  La  Verdad  pag:1180-1185.

 

Verdad, lat.  veritas:  

Sobre la  validez  o  eficacia  de los procedimientos  cognoscitivos… V.  se entiende en  general  la  cualidad  por la  cual  un procedimiento  cognoscitivo resulta  eficaz  o  tiene  éxito.:

 

Se pueden  distinguir  cinco  conceptos  fundamentales  de la V.: 

1.      La  V.  como correspondencia o  relación

2.      La V. como revelación,  

3.      La V . como  conformidad a una  regla.

4.      La V. como coherencia.

La  verdad  como  utilidad.   verdad evidente , la estudia  Descartes   en la  V. como revelación,    V. eternas  (  véase cogito)  .

5.            Juan Pablo  II :  Encíclica  Veritatis  Splendor, 1993.                                                                            Buscar el  bien y la verdad, :   62. La conciencia, como juicio de un acto, no está exenta de la posibilidad de error. «Sin embargo, —dice el Concilio— muchas veces ocurre que la conciencia yerra por ignorancia invencible, sin que por ello pierda su dignidad. Pero no se puede decir esto cuando el hombre no se preocupa de buscar la verdad y el bien y, poco a poco, por el hábito del pecado, la conciencia se queda casi ciega» 107.

Con estas breves palabras, el Concilio ofrece una síntesis de la doctrina que la Iglesia ha elaborado a lo largo de los siglos sobre la conciencia errónea.

Ciertamente, para tener una «conciencia recta» (1 Tm 1, 5), el hombre debe buscar la verdad y debe juzgar según esta misma verdad. Como dice el apóstol Pablo, la conciencia debe estar «iluminada por el Espíritu Santo» (cf. Rm 9, 1), debe ser «pura» (2 Tm 1, 3), no debe «con astucia falsear la palabra de Dios» sino «manifestar claramente la verdad» (cf. 2 Co 4, 2).

 Por otra parte, el mismo Apóstol amonesta a los cristianos diciendo: «No os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto» (Rm 12, 2).

La amonestación de Pablo nos invita a la vigilancia, advirtiéndonos que en los juicios de nuestra conciencia anida siempre la posibilidad de error. Ella no es un juez infalible: puede errar. No obstante, el error de la conciencia puede ser el fruto de una ignorancia invencible, es decir, de una ignorancia de la que el sujeto no es consciente y de la que no puede salir por sí mismo.

En el caso de que tal ignorancia invencible no sea culpable —nos recuerda el Concilio— la conciencia no pierde su dignidad porque ella, aunque de hecho nos orienta en modo no conforme al orden moral objetivo, no cesa de hablar en nombre de la verdad sobre el bien, que el sujeto está llamado a buscar sinceramente.

63. De cualquier modo, la dignidad de la conciencia deriva siempre de la verdad: en el caso de la conciencia recta, se trata de la verdad objetiva acogida por el hombre; en el de la conciencia errónea, se trata de lo que el hombre, equivocándose, considera subjetivamente verdadero. Nunca es aceptable confundir un error subjetivo sobre el bien moral con la verdad objetiva, propuesta racionalmente al hombre en virtud de su fin, ni equiparar el valor moral del acto realizado con una conciencia verdadera y recta, con el realizado siguiendo el juicio de una conciencia errónea 108.

El mal cometido a causa de una ignorancia invencible, o de un error de juicio no culpable, puede no ser imputable a la persona que lo hace; pero tampoco en este caso aquél deja de ser un mal, un desorden con relación a la verdad sobre el bien. Además, el bien no reconocido no contribuye al crecimiento moral de la persona que lo realiza; éste no la perfecciona y no sirve para disponerla al bien supremo. Así, antes de sentirnos fácilmente justificados en nombre de nuestra conciencia, debemos meditar en las palabras del salmo: «¿Quién se da cuenta de sus yerros? De las faltas ocultas límpiame» (Sal 19, 13). Hay culpas que no logramos ver y que no obstante son culpas, porque hemos rechazado caminar hacia la luz (cf. Jn 9, 39-41).

La conciencia, como juicio último concreto, compromete su dignidad cuando es errónea culpablemente, o sea «cuando el hombre no trata de buscar la verdad y el bien, y cuando, de esta manera, la conciencia se hace casi ciega como consecuencia de su hábito de pecado» 109.

Jesús alude a los peligros de la deformación de la conciencia cuando advierte: «La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!» (Mt 6, 22-23). 

64. En las palabras de Jesús antes mencionadas, encontramos también la llamada a  formar la conciencia, a hacerla objeto de continua conversión a la verdad y al bien. Es análoga la exhortación del Apóstol a no conformarse con la mentalidad de este mundo, sino a «transformarse renovando nuestra mente» (cf. Rm 12, 2). En realidad, el corazón convertido al Señor y al amor del bien es la fuente de los juicios verdaderos de la conciencia. En efecto, para poder «distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto» (Rm 12, 2), sí es necesario el conocimiento de la ley de Dios en general, pero ésta no es suficiente: es indispensable una especie de «connaturalidad» entre el hombre y el verdadero bien 110.

Tal connaturalidad se fundamenta y se desarrolla en las actitudes virtuosas del hombre mismo: la prudencia y las otras virtudes cardinales, y en primer lugar las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad. En este sentido, Jesús dijo: «El que obra la verdad, va a la luz» (Jn 3, 21).

Los cristianos tienen —como afirma el Concilio— en la Iglesia y en su Magisterio una gran ayuda para la formación de la conciencia: «Los cristianos, al formar su conciencia, deben atender con diligencia a la doctrina cierta y sagrada de la Iglesia. Pues, por voluntad de Cristo, la Iglesia católica es maestra de la verdad y su misión es anunciar y enseñar auténticamente la Verdad, que es Cristo, y, al mismo tiempo, declarar y confirmar con su autoridad los principios de orden moral que fluyen de la misma naturaleza humana» 111.

Por tanto, la autoridad de la Iglesia, que se pronuncia sobre las cuestiones morales, no menoscaba de ningún modo la libertad de conciencia de los cristianos; no sólo porque la libertad de la conciencia no es nunca libertad con respecto a la verdad, sino siempre y sólo en la verdad, sino también porque el Magisterio no presenta verdades ajenas a la conciencia cristiana, sino que manifiesta las verdades que ya debería poseer, desarrollándolas a partir del acto originario de la fe. La Iglesia se pone sólo y siempre al servicio de la conciencia, ayudándola a no ser zarandeada aquí y allá por cualquier viento de doctrina según el engaño de los hombres (cf. Ef 4, 14), a no desviarse de la verdad sobre el bien del hombre, sino a alcanzar con seguridad, especialmente en las cuestiones más difíciles, la verdad y a mantenerse en ella.

107. Const. past. sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes, 16.

 

108. Cf. S. Tomás de Aquino, De Veritate, q. 17, a. 4.

 

109. Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes, 16. 

 110. Cf. S. Tomás de Aquino, Summa Theologiae, II-II, q. 45.                                                      

111. Declaración sobre la libertad religiosa Dignitatis humanae, 14.

6.      Santo  Tomas  de  Aquino,   Sobre la  verdad                                                    Prooemium:  

Quoniam autem scientia verorum est, post considerationem scientiae Dei, de veritate inquirendum est. Circa quam quaeruntur octo.

 Primo, utrum veritas sit in re, vel tantum in intellectu.

Secundo, utrum sit tantum in intellectu componente et dividente.

 Tertio, de comparatione veri ad ens.

Quarto, de comparatione veri ad bonum.

Quinto, utrum Deus sit veritas.

Sexto, utrum omnia sint vera veritate una, vel pluribus.

Septimo, de aeternitate veritatis.

Octavo, de incommutabilitate ipsius.

 

   Iª q. 16 a. 1 arg. 1,  leer  todo  hasta ,         Iª q. 16 a. 8 ad 3.

 Se  introduce el   también el  concepto de recta ratio,  que  trataremos  más  adelante  y  el de “ conformidad entre  “  el entendimiento  y las  cosas”                      Iª q. 16 a.2.

 

7.      Santo Tomás de Aquino,  De veritate, q. 1 pr. 1

Prooemium : 

 Primo quid est veritas.                                                                                             Secundo utrum veritas principalius inveniatur in intellectu quam in rebus.                               Tertio utrum veritas sit tantum in intellectu componente et dividente.                                       Quarto utrum sit tantum una veritas qua omnia sunt vera.                                               Quinto utrum aliqua alia veritas praeter primam veritatem sit aeterna.                                Sexto an veritas creata sit immutabilis.                                                                    Septimo utrum veritas in divinis dicatur essentialiter vel personaliter.                           Octavo utrum omnis veritas sit a veritate prima.                                                            Nono utrum veritas sit in sensu.                                                                              Decimo utrum res aliqua sit falsa.                                                                                          Undecimo utrum falsitas sit in sensibus.                                                            Duodecimo utrum falsitas sit in intellectu.

8.      Santo  Tomas de  Aquino : De veritate, q. 1 a. 2 s. c. 1Contra. Philosophus dicit in VI Metaphysic.: non est falsum et verum in rebus sed in mente.

De veritate, q. 1 a. 2 s. c. 2 Praeterea, veritas est adaequatio rei et intellectus. Sed haec adaequatio non potest esse nisi in intellectu. Ergo nec veritas est nisi in intellectu.

9.      C Plinius Caecilius Secundus 

Ponderantur, non numerantur
[items of evidence] are weighed, not counted

Tradional heuristic maxim; compare the opposite at
 
Numerantur Numerantur enim sententiae, non ponderantur
For the votes are counted, not weighed
Pliny the Younger, Epistulae 2/12:5
explaining why some unwise measure was adopted; compare at
 
Ponderantur

C. Plinius Cæcilius Secundus: Epistulae

3 Jam quanta sermonibus ejus fides, quanta auctoritas, quam pressa et decora .....Numerantur enim sententiae, non ponderantur; nec aliud in publico 

 

Metafísica

10.   Aguilar  Alfonso.  P.    Curso de  Metafísica:  Principio de no Contradicción.   El  Primer  Principio  de la  Realidad:                                                                               B. La naturaleza y el papel del principio de no-contradicción 

1. Es un principio ontológico, o sea, propio de la realidad misma
 

Es la ley suprema de las cosas: expresa cómo son, revelan algo esencial de su estructura: que son determinadas, con un modo concreto de ser, que son coherentes consigo mismas, y por tanto, inteligibles, no auto-contradictorios. Algo que se contradijera a sí mismo –un libro que exista y no exista o un árbol que sea rana a la vez– sería totalmente incomprensible y últimamente impensable. 

2. Es un principio gnoseológico, o sea, propio de la mente cuando conoce la realidad como es  ρίσκω [jeurísko], «encontrar») para determinar la falsedad de un discurso cuando éste caiga en contradicción. Así, una religión que afirmara y negara simultáneamente la existencia de Dios sería contradictoria, antirracional, y, por tanto, falsa. Por otro lado, cuando la mente reconoce que una opinión es falsa –por ejemplo, «Dios no existe»–, reconoce a la vez que su contraria es verdadera: «Dios existe».  Al ser ley suprema de la realidad se convierte para nuestra mente en ley primera del conocer, ya que ella no puede aprehender algo auto-contradictorio. A la luz de este principio conocemos las cosas. Por eso, la mente se sirve de él como un principio «eurístico» . 

3. Es un principio lógico, o sea, propio de la mente cuando piensa o razona 

Pensar significa razonar en conformidad con este principio: dos opiniones contradictorias no pueden pensarse a la vez; una afirmación excluye su negación. Supongamos que alguien establece este razonamiento: «todos los elefantes vuelan; Dumbo es un elefante; por lo tanto, Dumbo vuela». Tal persona no habría captado la verdad de las cosas; sin embargo, habría razonado con coherencia lógica, es decir, procediendo según el principio de no-contradicción: si «todos los elefantes vuelan», entonces lo contrario es falso; si «Dumbo es elefante», no puede ser otra cosa a la vez... Dado que algo contradictorio no puede pensarse, este principio nos ayuda a avanzar en nuestros raciocinios, evitando incoherencias. Eso no impide que a veces seamos incoherentes al pensar –podemos contradecirnos inconscientemente–; lo que sí impide es que seamos conscientemente ilógicos (no podemos pensar que Dumbo, simultáneamente, sea y no sea elefante). Cada vez que nos percatamos de haber caído en contradicción, reconocemos que hemos pensado algo falso, absurdo, sin sentido, carente de significado, incomprensible. Tenemos que retractarnos.
 

 

11.  Leibniz von Gottfried Wilhelm:  El principio del tercero excluido  o principium tertium exclusum es un principio de la lógica tradicional formulado canónicamente  por Leibniz como: o A es B o A no es B. Ahora lo leemos del siguiente modo: o bien P es verdadera, o bien su negación ¬P lo es. Entre dos proposiciones que juntas forman una contradicción no hay una tercera posibilidad, la tercera está excluida.  También se conoce como "tertium non datur" ('Una tercera (cosa) no se da'). Clásicamente se considera que es uno de los principios o leyes fundamentales del pensamiento (junto con el principio de identidad, de no contradicción y de razón suficiente.

 

12.  Granados, Tomás Melendo :  Metafísica  y  Persona.  Filosofía, conocimiento y vida Año 1 – Enero 2009 – Número 1,   Un modelo de metafísica viva (A propósito de Carlos Cardona), Universidad de Málaga (España):

 

Según Carlos Cardona, la filosofía y, más en particular, la metafísica, se encuentra estrechamente relacionada con los demás ámbitos del saber natural, sobre los que ejerce una función reguladora, con la fe sobrenatural y con la propia vida. Los tres pilares de su metafísica son el actus essendi, la doctrina metafísica de la participación y, en lo que atañe a la estructura del ser humano, la cogitativa, facultad que enlaza las dimensiones espirituales y las sensibles, casi como un trasunto predicamental de la unidad instaurada por el acto personal de ser. La manifestación más alta del ser personal es el amor, que constituye simultáneamente la máxima expresión de libertad

 

13.  Aguilar  Alfonso  P. : Curso de  Metafísica. Metafísicas de la participación

Platón acuñó el término «participación» (e «imitación», «comunión» y «presencia») para indicar que los entes sensibles, imperfectos, cambiables y perecederos existen y son lo que son en la medida en que «toman parte» de los del mundo inteligible, perfecto, inmutable, eterno. Así, un árbol es tal en la medida en que ha sido puesto en existencia por Dios y participa de (imita, comulga, hace presente) la Forma (esencia) inteligible de árbol. La idea de participación informa todas las formas de platonismo y neoplatonismo pagano, judío, árabe y cristiano de todas las épocas.

 

La  Persona  Humana.

14.  Boethius, Anicius Manlius Severinus  :

Rationalis  naturae individua substantiae…

 

15.  PONTIFICIO CONSEJO « JUSTICIA Y PAZ Compendio de  la  Doctrina  Social  de la Iglesia  Católica.    APERTURA A LA TRASCENDENCIA Y UNICIDAD DE LA PERSONA

a) Abierta a la trascendencia

130 A la persona humana pertenece la apertura a la trascendencia: el hombre está abierto al infinito y a todos los seres creados. Está abierto sobre todo al infinito, es decir a Dios, porque con su inteligencia y su voluntad se eleva por encima de todo lo creado y de sí mismo, se hace independiente de las criaturas, es libre frente a todas las cosas creadas y se dirige hacia la verdad y el bien absolutos. Está abierto también hacia el otro, a los demás hombres y al mundo, porque sólo en cuanto se comprende en referencia a un  puede decir yo. Sale de sí, de la conservación egoísta de la propia vida, para entrar en una relación de diálogo y de comunión con el otro.

La persona está abierta a la totalidad del ser, al horizonte ilimitado del ser. Tiene en sí la capacidad de trascender los objetos particulares que conoce, gracias a su apertura al ser sin fronteras. El alma humana es en un cierto sentido, por su dimensión cognoscitiva, todas las cosas: « todas las cosas inmateriales gozan de una cierta infinidad, en cuanto abrazan todo, o porque se trata de la esencia de una realidad espiritual que funge de modelo y semejanza de todo, como es en el caso de Dios, o bien porque posee la semejanza de toda cosa o en acto como en los Ángeles o en potencia como en las almas ».245

b) Única e irrepetible

131 El hombre existe como ser único e irrepetible, existe como un « yo », capaz de autocomprenderse, autoposeerse y autodeterminarse. La persona humana es un ser inteligente y consciente, capaz de reflexionar sobre sí mismo y, por tanto, de tener conciencia de sí y de sus propios actos. Sin embargo, no son la inteligencia, la conciencia y la libertad las que definen a la persona, sino que es la persona quien está en la base de los actos de inteligencia, de conciencia y de libertad. Estos actos pueden faltar, sin que por ello el hombre deje de ser persona.

La persona humana debe ser comprendida siempre en su irrepetible e insuprimible singularidad. En efecto, el hombre existe ante todo como subjetividad, como centro deconciencia y de libertad, cuya historia única y distinta de las demás expresa su irreductibilidad ante cualquier intento de circunscribirlo a esquemas de pensamiento o sistemas de poder, ideológicos o no. Esto impone, ante todo, no sólo la exigencia del simple respeto por parte de todos, y especialmente de las instituciones políticas y sociales y de sus responsables, en relación a cada hombre de este mundo, sino que además, y en mayor medida, comporta que el primer compromiso de cada uno hacia el otro, y sobre todo de estas mismas instituciones, se debe situar en la promoción del desarrollo integral de la persona.

c) El respeto de la dignidad humana

132 Una sociedad justa puede ser realizada solamente en el respeto de la dignidad trascendente de la persona humana. Ésta representa el fin último de la sociedad, que está a ella ordenada: « El orden social, pues, y su progresivo desarrollo deben en todo momento subordinarse al bien de la persona, ya que el orden real debe someterse al orden personal, y no al contrario ».246 El respeto de la dignidad humana no puede absolutamente prescindir de la obediencia al principio de « considerar al prójimo como otro yo, cuidando en primer lugar de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente ».247 Es preciso que todos los programas sociales, científicos y culturales, estén presididos por la conciencia del primado de cada ser humano.248

133 En ningún caso la persona humana puede ser instrumentalizada para fines ajenos a su mismo desarrollo, que puede realizar plena y definitivamente sólo en Dios y en su proyecto salvífico: el hombre, en efecto, en su interioridad, trasciende el universo y es la única criatura que Dios ha amado por sí misma.249 Por esta razón, ni su vida, ni el desarrollo de su pensamiento, ni sus bienes, ni cuantos comparten sus vicisitudes personales y familiares pueden ser sometidos a injustas restricciones en el ejercicio de sus derechos y de su libertad.

La persona no puede estar finalizada a proyectos de carácter económico, social o político, impuestos por autoridad alguna, ni siquiera en nombre del presunto progreso de la comunidad civil en su conjunto o de otras personas, en el presente o en el futuro. Es necesario, por tanto, que las autoridades públicas vigilen con atención para que una restricción de la libertad o cualquier otra carga impuesta a la actuación de las personas no lesione jamás la dignidad personal y garantice el efectivo ejercicio de los derechos humanos. Todo esto, una vez más, se funda sobre la visión del hombre como persona, es decir, como sujeto activo y responsable del propio proceso de crecimiento, junto con la comunidad de la que forma parte.

Los auténticos cambios sociales son efectivos y duraderos solo si están fundados sobre un cambio decidido de la conducta personal. No será posible jamás una auténtica moralización de la vida social si no es a partir de las personas y en referencia a ellas: en efecto, « el ejercicio de la vida moral proclama la dignidad de la persona humana ».250 A las personas compete, evidentemente, el desarrollo de las actitudes morales, fundamentales en toda convivencia verdaderamente humana (justicia, honradez, veracidad, etc.), que de ninguna manera se puede esperar de otros o delegar en las instituciones. A todos, particularmente a quienes de diversas maneras están investidos de responsabilidad política, jurídica o profesional frente a los demás, corresponde ser conciencia vigilante de la sociedad y primeros testigos de una convivencia civil y digna del hombre.

 245Sto. Tomás de Aquino, Commentum in tertium librum Sententiarum, d. 27, q. 1, a. 4: « Ex utraque autem parte res immateriales infinitatem habent quodammodo, quia sunt quodammodo omnia, sive inquantum essentia rei immaterialis est exemplar et similitudo omnium, sicut in Deo accidit, sive quia habet similitudinem omnium vel actu vel potentia, sicut accidit in Angelis et in animabus »; cf. Id., Summa theologiae, I, q. 75, a. 5: Ed. Leon. 5, 201-203.

246Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046- 1047.

247Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 27: AAS 58 (1966) 1047.

248Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2235.

249Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 24: AAS 58 (1966) 1045; Catecismo de la Iglesia Católica, 27, 356 y 358.

250Catecismo de la Iglesia Católica, 1706.

16.  PONTIFICIO CONSEJO « JUSTICIA Y PAZ Compendio de  la  Doctrina  Social  de la Iglesia  Católica.

El  principio del  Bien Común.

a) Significado y aplicaciones principales

164 De la dignidad, unidad e igualdad de todas las personas deriva, en primer lugar, el principio del bien común, al que debe referirse todo aspecto de la vida social para encontrar plenitud de sentido. Según una primera y vasta acepción, por bien común se entiende « el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección ».346

El bien común no consiste en la simple suma de los bienes particulares de cada sujeto del cuerpo social. Siendo de todos y de cada uno es y permanece común, porque es indivisible y porque sólo juntos es posible alcanzarlo, acrecentarlo y custodiarlo, también en vistas al futuro. Como el actuar moral del individuo se realiza en el cumplimiento del bien, así el actuar social alcanza su plenitud en la realización del bien común. El bien común se puede considerar como la dimensión social y comunitaria del bien moral.

165 Una sociedad que, en todos sus niveles, quiere positivamente estar al servicio del ser humano es aquella que se propone como meta prioritaria el bien común, en cuanto bien de todos los hombres y de todo el hombre.347 La persona no puede encontrar realización sólo en sí misma, es decir, prescindir de su ser « con » y « para » los demás. Esta verdad le impone no una simple convivencia en los diversos niveles de la vida social y relacional, sino también la búsqueda incesante, de manera práctica y no sólo ideal, del bien, es decir, del sentido y de la verdad que se encuentran en las formas de vida social existentes. Ninguna forma expresiva de la sociabilidad —desde la familia, pasando por el grupo social intermedio, la asociación, la empresa de carácter económico, la ciudad, la región, el Estado, hasta la misma comunidad de los pueblos y de las Naciones— puede eludir la cuestión acerca del propio bien común, que es constitutivo de su significado y auténtica razón de ser de su misma subsistencia.348

b) La responsabilidad de todos por el bien común

166 Las exigencias del bien común derivan de las condiciones sociales de cada época y están estrechamente vinculadas al respeto y a la promoción integral de la persona y de sus derechos fundamentales.349 Tales exigencias atañen, ante todo, al compromiso por la paz, a la correcta organización de los poderes del Estado, a un sólido ordenamiento jurídico, a la salvaguardia del ambiente, a la prestación de los servicios esenciales para las personas, algunos de los cuales son, al mismo tiempo, derechos del hombre: alimentación, habitación, trabajo, educación y acceso a la cultura, transporte, salud, libre circulación de las informaciones y tutela de la libertad religiosa.350 Sin olvidar la contribución que cada Nación tiene el deber de dar para establecer una verdadera cooperación internacional, en vistas del bien común de la humanidad entera, teniendo en mente también las futuras generaciones.351

167 El bien común es un deber de todos los miembros de la sociedad: ninguno está exento de colaborar, según las propias capacidades, en su consecución y desarrollo.352 El bien común exige ser servido plenamente, no según visiones reductivas subordinadas a las ventajas que cada uno puede obtener, sino en base a una lógica que asume en toda su amplitud la correlativa responsabilidad. El bien común corresponde a las inclinaciones más elevadas del hombre,353 pero es un bien arduo de alcanzar, porque exige la capacidad y la búsqueda constante del bien de los demás como si fuese el bien propio.

Todos tienen también derecho a gozar de las condiciones de vida social que resultan de la búsqueda del bien común. Sigue siendo actual la enseñanza de Pío XI: es « necesario que la partición de los bienes creados se revoque y se ajuste a las normas del bien común o de la justicia social, pues cualquier persona sensata ve cuan gravísimo trastorno acarrea consigo esta enorme diferencia actual entre unos pocos cargados de fabulosas riquezas y la incontable multitud de los necesitados ».354.  

346Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046; cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1905-1912; Juan XXIII, Carta enc. Mater et magistra: AAS 53 (1961) 417-421; Id., Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 272-273; Pablo VI, Carta ap.Octogesima adveniens, 46: AAS 63 (1971) 433-435.

347Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1912.

348Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 272.

349Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1907.

350Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046-1047.

351Cf. Juan XXIII, Carta enc. Mater et magistra: AAS 53 (1961) 421.

352Cf. Juan XXIII, Carta enc. Mater et magistra: AAS 53 (1961) 417; Pablo VI, Carta ap.Octogesima adveniens, 46: AAS 63 (1971) 433-435; Catecismo de la Iglesia Católica, 1913.

353Santo Tomás de Aquino coloca en el nivel más alto y más específico de las « inclinationes naturales » del hombre el « conocer la verdad sobre Dios » y el « vivir en sociedad » (Summa Theologiae, I-II, q.94, a.2, Ed. Leon. 7, 170: « Secundum igitur ordinem inclinationum naturalium est ordo praeceptorum legis naturae... Tertio modo inest homini inclinatio ad bonum secundum naturam rationis, quae est sibi propria; sicut homo habet naturalem inclinationem ad hoc quod veritatem cognoscat de Deo, et ad hoc quod in societate vivat »).

354Pío XI, Carta enc. Quadragesimo anno: AAS 23 (1931) 197.