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La Bioética y la Sociedad Nicaragüense ”. ¿ Debemos Introducir el Pensamiento Personalista de Juan Pablo II en el Seno de las Universidades y de las Facultades de Medicina y Derecho .
Autor:
Dr. Juan Herrera Salazar, Miembro de la Asociación de Médicos Católicos Humanae Vitae , Appointed Director del Proyecto del Centro de Bioética de la Universidad Juan Pablo II, Managua, Nicaragua.
Simposium
Universidad Thomas More.
Profesores Invitados: rof.
Silvio de Franco, Rector de la Universidad Tomas More; Prof. Pablo Ubeda ,
Universidad Centro Americana; Dr. Rafael Diaz Salazar, Medico
Intensivista, Miembro de la Asociaciòn de Médicos Católicos. Lic. Julio
Barbosa, Miembro de la Comunidad Redemptor Hominis ; Prof. Napoleón Fuentes,
Unica; Monseñor Silvio Fonseca Martinez, Arquidiócesis de Managua.
Invitados
especiales:
Asociación de Médicos Católicos Humanae Vitae, Asociación de Juristas
Católicos Humanae Vitae, Subcomisión Arquidiocesana por la Vida, Comunidad
Redemptor Hominis, Estudiantes de la Universidad Thomas More .
Proemium.
En la postmodernidad, muchos de nuestros contemporáneos limitan su horizonte de análisis. Sólo son capaces de verse a sí mismos, buscan en su interior los valores que deben ser respetados, y no los buscan en la realidad de las cosas (quid est res).
Si usamos la razón descubrimos que la realidad está en el mundo, razonando captamos la realidad de las cosas, la realidad de los entes, captamos la realidad, de que la vida humana simplemente por el hecho de existir encarna un valor que merece ser respetado.
No podemos abandonarnos a la comodidad de no razonar, vamos a usar nuestras facultades, nuestra inteligencia: la razón no puede abdicar sólo porque el clima cultural actual nos hace ese llamado, al contrario vamos a usarla más que nunca para defender la vida, la razón nos va a ayudar a combatir la sin razón de la postmodernidad, la razón nos va a aclarar la verdad, nos va a permitir captar la “esencia necesaria” (quidditas), reconocer la substancia, la naturaleza de la persona humana (corpore et anima unus). Sabemos que sólo reconociendo la persona humana con la razón, la vamos a respetar por su valor, dignidad y trascendencia.
El relativismo hoy es el eje de la cultura postmoderna: “Todo es igual”, “nadie tiene derecho a imponer su posición sobre los demás”, cada quién tiene “su verdad”, “la verdad está por igual en todas las religiones y filosofías”.
Así una persona o un grupo social, con el fin de justificar su modus vivendi, sus intereses económicos, ideológicos, se dedica a defender una teoría gnoseológica, un modelo bioético, o una teoría relativista del conocimiento y a tildar de “intolerante” y de “dogmático” cualquier postura que defienda la capacidad natural del hombre para conformarse a la verdad objetiva y a Ley Moral Natural.
Tal uso ideológico hace que se vaya diluyendo o desapareciendo en tantas personas el sentido de la vida. El relativismo crea una cultura que no respeta los valores humanos y espirituales, que va en contra de la dignidad de la persona humana. Crea una cultura que pretende borrar la conciencia humana, la capacidad de hacer juicios morales sobre los propios actos, sobre los cambios culturales y las leyes del Estado.
En este clima cultural actual, cabe preguntarse legítimamente:
¿Conocemos la realidad como es, o sólo lo que nuestra mente proyecta en su interior?
¿Somos capaces de conocer la verdad?
En latín estas preguntas se formularían así: “ An sit veritas ”
Por eso debemos trabajar para responder al relativismo cultural, debemos estudiar el relativismo como doctrina, reconocer sus exigencias positivas, pero debemos señalar sus deficiencias estructurales, refutarlo desde la filosofía del conocimiento adecuadamente. Los relativistas no pueden hablar de la validez de su doctrina y negar la diferencia entre verdad y falsedad. El relativismo niega el principio de no-contradicción, afirma que todo es “verdadero”, tanto una cosa como su contraria. Por eso les vamos demostrar que sí se puede conocer la verdad y que los actos buenos son aquellos que afirman la verdad y buscan incansablemente el Bien como su fin último.
Voy a nutrirme de las argumentaciones de Santo Tomás, sobre la teoría del conocimiento (adaequatio intellectus et rei), De veritate, q.1a.2.s.c.2, para demostrar que la verdad es cognoscible.
La teoría de la correspondencia del Aquinate: conformidad o adecuación entre nuestro conocimiento y la realidad misma, nos permite afirmar que podemos conocer una verdad formal o lógica, es decir establecer una conformidad mental de la inteligencia con la realidad.
Por ejemplo, cuando veo una ecografía que muestra los latidos del corazón del embrión, mi mente establece con él una relación de adecuación ideal: “crea”, por decirlo así, una idea, un concepto, un juicio, a través del cual conocemos al embrión presente.
Es importante subrayar que nuestra mente no crea la realidad del embrión, sólo la reconoce, él está presente aunque no tengamos un aparato de ultrasonido, la realidad ontológica o trascendental sólo mide o determina el contenido del conocimiento, está allí presente independientemente de nuestra mente, cuando nuestra mente se conforma con la realidad (verdad formal o lógica), el hombre conoce, posee la verdad (fenoménica), la realidad se “manifiesta” a la inteligencia y ésta la “asimila” a través del proceso de conformidad mental.
Es mi deber ahondar en este concepto, así lo demandan los estudiantes, y las futuras licenciadas en biología y doctores en medicina; la definición legal del embarazo sigue a la definición médica: para la Organización Mundial de la Salud (OMS) el embarazo comienza cuando termina la implantación, que es el proceso que comienza cuando se adhiere el blastocito a la pared del útero (unos 5 o 6 días después de la fecundación). Luego el blastocito atraviesa el endometrio uterino e invade el estroma. El proceso de implantación finaliza cuando el defecto en la superficie del epitelio se cierra y se completa el proceso de nidación, comenzando entonces el embarazo. Esto ocurre entre los días 12 a 16 tras la fecundación.
1. Esta definición en primer lugar no corresponde a la verdad, sabemos por nuestros estudios de embriología, que la fusión de los gametos , dió origen a una nueva célula, el zigoto, la persona ya está presente en esa etapa del desarrollo ( embrión).
2. Esta definición introduce dos nuevos conceptos:
a) pre-embrión
b) pre-embarazo.
3. Este uso del lenguaje, pretende declasar al embrión. Con la lingüística, se pretende, sobre todo hacer que los jóvenes pasen por alto, su deber de buscar incansablemente la verdad, su deber de dar una mirada científicamente honesta al universo de la vida prenatal, a reflexionar sobre la verdad ontológica de la persona humana y su valor.
4. Que los jóvenes piensen que en nuestra mente se crea la realidad de las cosas. La realidad está presente independientemente de nuestros propios deseos, no podemos crear la realidad , ni los valores, estos son objetivos.
En nombre de la libertad, no podemos justificar el libertinaje ético, la libertad sin responsabilidad, se vuelve un juego existencial, un “ ludus existencial”.
Así estas corrientes de pensamiento justifican el siguiente juicio moral: si la madre no está embarazada, en los primeros quince días después de la concepción, puede esta sin ningún problema ético-moral y legal tomar una píldora para eliminar un pre-embrión o un cúmulo de células ( cuerpo embrioide).
Las jóvenes pueden argumentar justificadamente: “ Si la OMS me dice , que en los primeros 15 días de gestación no estoy embarazada y llevo dentro de mi cuerpo un pre-embrion, que la OMS no reconoce como ser humano, por consiguiente disponer de mi cuerpo como quiera, tengo derecho a tomar mi decisión libre , autónoma, de hacer lo que quiera con mi cuerpo, sobre todo que mi derecho de libertad no perjudica a terceros.
Por eso pretendemos iluminar la razón, nuestra razón, como profesores universitarios , la de nuestros jóvenes discentes, introduciendo el estudio de una antropología adecuada, especialmente en las facultades de medicina y derecho, de manera no seamos víctimas de la lingüística, que bien usan la corrientes filosóficas, liberal radicales utilitaristas, que nos hacen parecer un dato científico algo que no es, en este caso, confundir una persona, con un cultivo celular o un tejido embrioide, dejando el campo abierto, a diferentes grupos de poder para proceder de manera arbitraria.
Las políticas sanitarias en nuestros países son dictadas desde el exterior, se dictan política antinatalistas, a las que debemos someternos , para ser elegidos para recibir una ayuda condicionada a su cumplimiento. Estos organismos internacionales violan nuestros derechos inalienables, nuestra sobreranía política, y nuestra libertad de consciencia.
Obligan en las universidades a nuestros jóvenes a aprender , conceptos seudocientíficos o para-filosóficos como: pre-embarazo, tejido embrioide, pre embrión, ventana de implantación, píldora del día después, anticoncepción de emergencia, terminología , que sirven los intereses del neocolonialismo biológico, que los organismos internacionales nos pretenden dictar.
Es claro para todos, que existe una íntima unión entre la teoría del conocimiento y la vida moral. La propia teoría del conocimiento determina en buena parte el modo de concebir al hombre, la cultura, la ética y la religiosidad.
Por eso, la propia libertad, los propios deseos, intereses y hábitos morales suelen jugar un papel muy importante, a veces decisivo, en nuestro modo de concebir el conocimiento humano.
“La filosofía del conocimiento resulta, pues, decisiva, para restaurar en nuestros contemporáneos una genuina confianza en su capacidad para conocer la verdad y ofrecer el reto a la filosofía de redescubrir y desarrollar su dignidad en pleno”. Juan Pablo II, Fides et ratio, 6.
Fieles al Evangelio, sabemos que podemos lograr la plenitud de nuestra existencia, sólo si trabajamos para construir la “Civilización de la Verdad y del Amor” y de manera libérrima cumplimos con el precepto: “Ama a tu prójimo como a ti mismo
Diàlogo Bioético:
Prof. Silvio de Franco:
Hoy se habla de valores, como si se estuviera en un supermercado donde cada quién escoge los que más les conviene para este momento o circunstancias. El uso filosófico del término valor, lo introducen los estoicos en el dominio de la ética y denominaron valores a los objetos de las selecciones morales. Lo hicieron así por entender el bien en sentido subjetivo y en consecuencia podían considerar los bienes y sus relaciones jerárquicas como objetos de preferencia y elección. Entendieron por valor, toda contribución a una vida conforme a la razón. Como dice Cicerón lo conforme a la naturaleza , digno de elección (selectione dignum ).
Debemos re-introducir en el ámbito universitario las virtudes, una ética de la virtud , y desde allí plantear una discusión axiológica , por lo que veo ( me refiero a la brillante exposición del Dr. Rafael Diaz) , válida para la medicina , el derecho y adecuada para nuestra universidad orientada a las ciencias de la economía.
Dr. Rafael Diaz Salazar:
Mi presentación, como pudieron observar , reconoce, siguiendo los planteamientos hipocráticos, que la deontología y la moral son términos estrechamente afines. El término ética médica puede ser utilizado y dar un sentido más amplio al de Deontología Médica: “ Complejo de obligaciones morales que regulan la praxis médica ”.
Es importante tener en cuenta que para el ejercicio de la medicina, la ética médica no puede desvincularse de la medicina legal. El galeno debe familiarizarse con algunos artículos del código civil, del código penal y de la Constitución de la República.
Vimos a lo largo de mi exposición, que surge la necesidad , de que la ética médica, hoy la bioética, siga siendo una ciencia normativa, fundamentada en principios universales: valores que han inspirado la constitución de la estructura cultural, social y comunitaria en que vivimos.
Estudiante :
Desde esta óptica:
¿ No creen, estimados profesores que se debe abogar por una enseñanza sistemática de la ética en las universidades, por ejemplo en nuestra Universidad Thomas More ?.
¿ Deberíamos tener un curso de ética empresarial en nuestra universidad ?. Se pueden hacer consideraciones análogas para las facultades de medicina y las facultades de derecho, para los hospitales públicos y privados del país.
Dr. Juan Herrera Salazar:
En primer lugar respondo afirmativamente a nuestro distinguido estudiante.
Ayer antes del simposio discutía con el Prof. Pablo Ubeda la oportunidad de abordar con los estudiantes de la UCA algunos temas sobre la axiología del derecho.
Hoy nos apartamos del pensamiento clásico, parece prerrogativa del derecho positivo imponer por simple consenso de mayoría una ley que es contraria a la razón.
Prof. Pablo Ubeda:
“ El positivismo jurídico hoy ha cobrado sobre todo la forma de teoría del consenso como fuente de derecho, si la razón no está ya en situación de encontrar el camino hacia la recta ratio, hacia la ratio vera , solo quedan para el Estado las convicciones comunes de los ciudadanos, concernientes a valores, las cuales convicciones se reflejan en el consenso democrático ”.
Dr. Juan Herrera Salazar:
No es la verdad la que crea el consenso , sino que el consenso que crea no tanto la verdad cuanto los ordenamiemtos comunes.
La mayoría determina qué es lo que debe valer ( estar vigente ) como verdadero y como justo. Y eso significa que el derecho queda expuesto al juego de las mayorías y depende de la conciencia de los poderes de la sociedad del momento, la cual conciencia viene determinada a su vez por múltiples factores. Justamente lo que señaló Silvio Franco con su metáfora del supermercado.
Nuestra Asociación de Médicos Católicos Humanae Vitae trabaja desde la bioética personalista para contribuir a la sanidad de la “ ratio ” y por medio de una justa educación del hombre conservar en la razón de la persona humana , la capacidad de ver y percibir, reconocer la verdad.
No importa como llamemos a ese derecho en sí, si lo queremos llamar Derecho Natural , o de cualquier otra manera, eso es un problema secundario.
Lic. Julio Barbosa:
La comunidad Redemptor Hominis atendiendo a su misión de formar la conciencia social acerca de los desequilibrios que rompen el orden moral con respecto a los derechos humanos , desea promover de forma integral y solidaria su desarrollo a la luz del personalismo cristiano de Juan Pablo II.
Hemos convocado a este conversatorio conmemorando el XXXII aniversario de su pontificado . Asimismo pretendemos continuar motivando el estudio todavía en ciernes, como bien lo dice Burgos, de su filosofía personalista, que aunque ya se ha convertido en categoría moral básica de la doctrina social de la Iglesia y no podemos prescindir de ella para entender la dignidad humana. Aún su potencial no ha sido agotado.
Felicitamos al Prof Pablo Ubeda, por su deseo de introducir en la UCA la antropología adecuada de Juan Pablo II y sus reflexiones teológicas para alimentar y dar un nuevo vigor a sus cursos de filosofía.
Dr. Rafael Diaz Salazar:
Ya señalé la importancia del pensamiento cristiano en la elaboración de la moral médica, la contribución del Magisterio de la Iglesia Católica para su renacimiento desde ( Pío XII, PabloVI, Juan Pablo II ) y la teología protestante en los Estados Unidos , que jugó un papel importantísimo en el trabajo de la “ National Commission for the Protection of Human Subjects and Behavioral Research ”.
Dr. Pablo Ubeda:
A mis estudiantes de la UCA les he planteado la necesidad de fundamentar el derecho con principios universales ( para una adecuada reflexión axiológica) teniendo en cuenta los valores, fruto de la reflexión filosófica de muchos siglos de tradición, de la reflexión ética aristotélica , platónica y jurídica. Además quiero referirme a Séneca y Cicerón que siendo autores pre-cristianos, descubrieron con la razón, lo que llamamos hoy Ley Moral Natural.
No podemos, aunque estemos en una sociedad pluralista, llegar a legitimar, un enfoque sociológico de la moral.
Por eso quiero introducir a mis estudiantes de la UCA al estudio de algunos filósofos modernos, que influyen en los modelos bioéticos que la sociedad postmoderna defiende y pretende legitimar, como lo hace la filosofía analítica inglesa, o los pensadores anglosajones.
Es claro que conocer a los autores significará reconocer aquello valioso de su pensamiento, encontrar las debilidades de su sistema de pensamiento, para que los estudiantes desde una sólida perspectiva personalista ontológicamente fundamentada, aprendan a refutarlos.
Lic. Julio Barbosa:
Precisamente de eso nos vamos a ocupar hoy, de estudiar la Antropología Adecuada de Juan Pablo II y sus contribuciones al discurso teológico.
Dr. Juan Herrera Salazar:
La concepción materialista del hombre dominó el pensamiento del siglo XX. Esta influencia negativa, da lugar a una vigorosa respuesta del obispo de Cracovia, la elaboración de una adecuada antropología cristiana. Se da, como una reacción al individualismo edonista , al subjetivismo y al pragmatismo utilitarista.
Yo creo que adoptando una posición de humildad podemos decir que gracias a las elaboraciones antropológico-filosóficas de Juan Pablo II, un sin número de filósofos modernos se nos hicieron comprensibles ( Max Scheler, Edmund Husserl y el mismo Dietrich von Hildebrand ).
Por amor a la verdad , voy a hacer pública esta confesión: gracias a la lectura de sus elaboraciones antropológico-teológicas, he podido ahondar en la comprensión del Evangelio y mi tarea de médico especialista se ha facilitado.
Prof. Napoleón Fuentes-
Estoy de acuerdo con el planteamiento de Herrera: la concepción materialista lleva a una serie de filosófos a elaborar sistemas y modelos éticos, que por motivos de tiempo y para focalizar el debate, me limitaré a definirlos a grandes rasgos:
1. Modelo liberal radical ( Fundamentación subjetiva, el sentido fuerte de la libertad).
Se parte de la presunción que no se puede formular una verdad y una ley moral a partir de la realidad. Los hechos valen, son datos empíricamente demostrables, mientras que los valores y las normas son solo presupuestos indemostrables.
En otras palabras se parte del Non cognitivismo de la imposibilidad del conocimiento de los valores.
Se llega a formular absurdos emotivistas como el A.J Ayer que declara: “ Stealing money is wrong” we do not have a proposition that can be true or false, but rather as it is as if we say Stealing money !! with the tone… ”
Así , A.J Ayer afirma que los valores no se fundamentan sobre la verdad, sino sobre las inclinaciones o preferencias momentaneas que el agente de la acción moral , se encuentra en libertad de seguirlas o no seguirlas.
Aquí confluyen otras corrientes de pensamiento:
Subjetivismo –decisionista : Kelsen.
Emotivismo : Ayer, Stevenson.
Existencialismo nihilista: Jean Paul Sartre.
Creo que no debemos olvidar por su relevancia, la corriente de pensamiento que da origen al Modelo Pragmático-Utilitarista ( Fundamentación intersubjetiva) que Juan Pablo II contrasta con gran vigor:
Este modelo se funda en la utilidad social como valor. Es ético lo que es útil o placentero. La cultura es mutable, por lo tanto los valores son mutables y dependen del lugar , tiempo y circunstancias.
Tampoco este modelo presenta una verdad universal. Se da importancia a la intersubjetividad basada en la utilidad. El fin justifica los medios y el método. Se llega a la definición de lo útil por consenso social, se establece una política de la mayoría.
Esto parece interesante para considerarse en una democracia, pero los valores no pueden someterse al solo criterio de la mayoría, los valores tienen un peso, que deben ser ponderados por la razón.
Asimismo como la autoridad no se establece por el simple número “ Aucthoritas ponderantur non numerantur” , los valores que servirán para construir la sociedad política deben ser ponderados de manera de escoger sabiamente el fin que perseguirá Zoon Politicon, el bien , ese fin último, que cada sujeto consciente, cada persona está llamado a realizar.
Imaginemos una mayoría parlamentaria que aprueba la segregación racial. Afirmar que tal conducta es prerrogativa-privilegio del derecho positivo y que por simple voluntad de la mayoría se puede permitir legislar incluso en contra de la razón, es una arbitrariedad contraria a la civilización.
Anoche , tomandonos un café con el Dr. Herrera, el Prof. Ubeda comentaba:
“ Un derecho sin filosofía de los valores , nos llevaría a una sociedad donde los antivalores imponen su dictadura , por simple mayoría ”.
Dr. Juan Herrera Salazar:
Nos encontramos en el callejón sin salida del Non cognitivismo. Por la intrínseca debilidad del subjetivismo en el plano social, sus defensores, proponen una recuperación de la intersubjetividad en el plano pragmático.
De manera que se proponen encontrar un punto de equilibrio, para que no renieguen por un lado la fundamentación individualista de la norma moral , y por el otro que logre elaborar formulas de ética pública, ética subjetiva de la mayoría.
Estas formulaciones se han difundido especialmente en los países de habla inglesa.
Prof. Napoleón Fuentes-
En el Modelo Pragmático Utilitarista confluyen varias corrientes de pensamiento. Todas tienen un denominador común : rehusan todo el auxilio que les pueda prestar la metafísica y por consiguiente muestran la desconfianza, de que la razón, pueda encontrar una verdad universal, por lo tanto una norma válida para todos en el plano moral. Todas estas formulaciones tienen el denominador común de una ética sin verdad.
Analítica: Russel ,Scarpelli ( ausencia del daño relevante).
Contractualística: Engelhardt ( definición sociológica de la persona. Consenso social de la comunidad ética ).
El contractualismo de Engelhardt tiene algunas particularidades ya que no propone el criterio costo/beneficio, más bien el criterio de consenso: la utilidad social en razón del consenso social.
Utilitarista: Benthan, Stuart Mill.
Lic. Julio Barbosa:
Quiero pedir a Monseñor Silvio Fonseca Martinez, que a “ vuelo de pajaro” nos señale la antropología cristiana del arzobispo de Cracovia y su contribución original como Juan Pablo II, al discurso teológico.
Monseñor Silvio Fonseca Martinez:
En su libro Amor y Responsabilidad que escribió siendo Arzobispo de Cracovia, Wojtyla explica que su teoría personalista está en armonía con el mandamiento del amor que pone a la persona en primer término y enfatiza a la persona como el bien por excelencia. Así, dice Wojtyla, el amor a la persona se opone al principio utilitarista que pone al placer o utilidad como la base de la acción y la reglamentación de las actividades humanas.
La norma personalista es un principio que constituye la base del mandamiento del amor frente al principio utilitarista; así la norma personalista justifica el mandamiento evangélico de amor al prójimo ante todo como persona.
La teoría personalista de Wojtyla se encuadra en esa corriente filosófica del personalismo del siglo XIX que quiere responder a conocidos autores de la filosofía moderna, interesados en el estudio de la persona humana, como Rene Descartes, Baruck Spinoza, Enmanuel Kant, y Martin Heidegger entre otros.
Dr. Juan Herrera Salazar:
Ahora que Monseñor Fonseca , menciona a Descartes, quiero referirme al dualismo antoprológico de este filósofo , cito a Juan Pablo II: “ En el terreno puramente racionalista, la historia de la filosofía moderna se inicia con Descartes, quien, por así decirlo, desgajó el pensar del existir y lo identificó con la razón misma: Cogito, ergo sum (“Pienso, luego existo ”). ( 75 )
¡Qué distinta es la postura de santo Tomás, para quién no es el pensamiento el que decide la existencia, sino que es la existencia, el esse, lo que decide el pensar!
“ Pienso del modo que pienso porque soy el que soy ”... ( 75 ).
Monseñor Silvio Fonseca:
Muy cierto, Descartes desarrolló un concepto mecanicista de la naturaleza humana y una exaltación de la libertad de decidir como una expresión básica del valor. Surge así una tensión entre la persona y la naturaleza. Juan Pablo II se hizo eco de esta preocupación en su magisterio. En la encíclica Veritatis Splendor dice que en nuestros días la autonomía que algunos reclaman ha ejercido su influencia incluso en la moral católica.(no. 36).
Profundizando en la antropología Juan Pablo II declaró que estas teorías de la modernidad han creado un conflicto entre la persona y su naturaleza, ya que el concepto de persona queda totalmente abolido y se concibe al ser humano como algo mecánico destinada sólo a producir, pero se le ignora su dignidad humana, nace el utilitarismo, sostenido por las teorías liberal radicales.
En su carta a las familias, Juan Pablo dice de que el utilitarismo es una civilización basada en producir y disfrutar, una civilización de las cosas y no de las personas, una civilización en la que las personas se usan como si fueran cosas. En el contexto de la civilización del placer, la mujer pude llegar a ser un objeto para el hombre, los hijos un obstáculo para los padres, la familia una institución que dificulta la libertad de sus miembros.”(Carta a las familias, no.13).
A principios del siglo pasado aparecieron nuevas corrientes de interpretación de la persona inspirados en Santo Thomas de Aquino. En esta corriente de renovación del tomismo aparecen entre ellos Jacques Maritain y Etienne Wilson que enseñaba que el conocimiento humano es inequívocamente realístico ya que el ser humano siempre está en contacto con la realidad.
Dr. Juan Herrera Salazar:
En el ambito médico y jurídico de nuestro país , se conoce más a Jacques Maritain que al mismo Juan PabloII. La influencia del pensamiento de Maritain, fue definitiva para la proclamación de las Naciones Unidas de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 . Maritain: hace énfasis en el valor de la persona humana. Consideró la filosofía tomista como una filosofía viviente y presente, con todo el poder de avanzar en la conquista de nuevas áreas de descubrimiento justamente porque sus principios son firmes y orgánicamente interrelacionados.
El suyo fue un mensaje de
libertad y de independencia de la inteligencia, de vigilancia crítica de los
tiempos y de compromiso con un futuro de diálogo y cooperación entre los
hombres, las culturas y la fe.
Siguiendo la postura de Sto Tomas, su pensamiento , da vida un
humanismo integral, que toma distancia del positivismo racionalista, del
inmanentismo y subjetivismo modernos , consecuencias de las elaboraciones de
Descartes.
Monseñor Silvio Fonseca:
A partir de la segunda guerra mundial afloró el interés por la persona humana frente al holocausto y el crimen en la humanidad.
En este contexto resurge el interés por el personalismo cristiano, con una fundamentación teológica tomista:
1) Dios es absoluto e infinito, único y todopoderoso en tres personas.
2) Jesucristo, es el mediador entre Dios y los hombres, es la persona de la palabra, que tiene dos naturalezas: la humana y la divina.
3) Existe una personalidad mística de Cristo, a través de la cual los cristianos entran en comunión con Dios.
El personalismo cristiano protege la integridad de la verdad del hombre, su dignidad y su apertura a Dios y a los otros.
En la encíclica Laborem exercens Juan Pablo II distingue lo subjetivo y objetivo del trabajo humano. El trabajador es más grande que el trabajo, que los productos del trabajo. El trabajador labora para responder a una vocación y comparte su trabajo con el creador.
Obviamente son abundantes los textos de Juan Pablo II de inspiración personalista corresponde a los estudiosos identificarlos e investigarlos, mientras tanto podríamos sacar provecho para nuestra realidad nacional, enseñándolo en las universidades y aplicando sus enseñanzas de manera que podamos contribuir a la humanización de la sociedad y promover la justicia social donde la persona, vuelva a ser colocada al centro de nuestro quehacer. sea más importante que las cosas , solo haciéndolo nosotros , podremos construir lo que Juan Pablo II llama la “ Civilización del Amor ” .
Bibliografía:
Nota:
Las referencias bibliográficas aquí señaladas, fueron escogidas, por el autor para facilitar el estudio a nuestros estudiantes universitarios, por este motivo son presentadas para su uso operacional, se presentaran por secciones y no se respetan los canones académicos. Los filósofos y profesores universitarios, encontraran los enlaces útiles para ampliar la discusión.
La Ley Moral Natural , Descubrimiento de la Razón:
1. Marcus Tullius Cicero: De Republica:
“ Est quidem vera lex recta ratio naturae, diffusa in omnes, constans, sempiterna, quae vocet ad officium jubendo, vetendo a fraude deterreat; ...Huic legi non abrogari fas est neque derogari ex hac aliquid licet neque tota abrogari potest, nec vero aut per senatum aut per populum solvi hac lege possumus, neque est quaerendus explanator aut interpres eius alius, nec erit alia lex Romae, alia Athenis, alia nunc, alia posthac, sed et homnes gentes et omni gentes et omni tempore una lex et sempiterna et immutabilis continebit, unusque erit communis quasi magister et imperatur omnium deus, ille legis huius inventor, disceptator, lator; cui qui non parebit, ipse se fugiet ac naturam hominis aspernatus hoc ipso luet maximas poenas, etiamsi cetera supplicia, quae putantur, effugerit.
2. L. Annaei Senecae. Epistulae morales ad lucilium .
Seneca Epistulae Morales - Liber I
Seneca, insieme a Cicerone, rappresenta l’esponente più significativo della prosa filosofica romana: egli esprime la sua concezione della vita e dell’uomo nelle Epistulae ad Lucilium, l’opera filosofica più profonda ai fini della comprensione del suo messaggio. In tale opera (58, 32 – 37) viene ripresa ed elaborata in maniera personale la dottrina stoica del suicidio. Esso è lecito e addirittura doveroso, quando all’uomo diventa impossibile vivere secondo natura, ossia secondo la retta ragione, la sapienza e la virtù. Per Seneca, infatti, chiunque non è più padrone delle sue capacità razionali, avendo perso il senso e lo scopo della vita, deve porre fine ai suoi giorni
La Verdad:
3. Abbagnano Nicola, Dizionario di Filosofia Ed. 1961, trad. En español 1963, Fondo de Cultura Económica. La Verdad pag:1180-1185.
Verdad, lat. veritas:
Sobre la validez o eficacia de los procedimientos cognoscitivos… V. se entiende en general la cualidad por la cual un procedimiento cognoscitivo resulta eficaz o tiene éxito.:
Se pueden distinguir cinco conceptos fundamentales de la V.:
1. La V. como correspondencia o relación
2. La V. como revelación,
3. La V . como conformidad a una regla.
4. La V. como coherencia.
La verdad como utilidad. verdad evidente , la estudia Descartes en la V. como revelación, V. eternas ( véase cogito) .
5. Juan Pablo II : Encíclica Veritatis Splendor, 1993. Buscar el bien y la verdad, : 62. La conciencia, como juicio de un acto, no está exenta de la posibilidad de error. «Sin embargo, —dice el Concilio— muchas veces ocurre que la conciencia yerra por ignorancia invencible, sin que por ello pierda su dignidad. Pero no se puede decir esto cuando el hombre no se preocupa de buscar la verdad y el bien y, poco a poco, por el hábito del pecado, la conciencia se queda casi ciega» 107.
Con estas breves palabras, el Concilio ofrece una síntesis de la doctrina que la Iglesia ha elaborado a lo largo de los siglos sobre la conciencia errónea.
Ciertamente, para tener una «conciencia recta» (1 Tm 1, 5), el hombre debe buscar la verdad y debe juzgar según esta misma verdad. Como dice el apóstol Pablo, la conciencia debe estar «iluminada por el Espíritu Santo» (cf. Rm 9, 1), debe ser «pura» (2 Tm 1, 3), no debe «con astucia falsear la palabra de Dios» sino «manifestar claramente la verdad» (cf. 2 Co 4, 2).
Por otra parte, el mismo Apóstol amonesta a los cristianos diciendo: «No os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto» (Rm 12, 2).
La amonestación de Pablo nos invita a la vigilancia, advirtiéndonos que en los juicios de nuestra conciencia anida siempre la posibilidad de error. Ella no es un juez infalible: puede errar. No obstante, el error de la conciencia puede ser el fruto de una ignorancia invencible, es decir, de una ignorancia de la que el sujeto no es consciente y de la que no puede salir por sí mismo.
En el caso de que tal ignorancia invencible no sea culpable —nos recuerda el Concilio— la conciencia no pierde su dignidad porque ella, aunque de hecho nos orienta en modo no conforme al orden moral objetivo, no cesa de hablar en nombre de la verdad sobre el bien, que el sujeto está llamado a buscar sinceramente.
63. De cualquier modo, la dignidad de la conciencia deriva siempre de la verdad: en el caso de la conciencia recta, se trata de la verdad objetiva acogida por el hombre; en el de la conciencia errónea, se trata de lo que el hombre, equivocándose, considera subjetivamente verdadero. Nunca es aceptable confundir un error subjetivo sobre el bien moral con la verdad objetiva, propuesta racionalmente al hombre en virtud de su fin, ni equiparar el valor moral del acto realizado con una conciencia verdadera y recta, con el realizado siguiendo el juicio de una conciencia errónea 108.
El mal cometido a causa de una ignorancia invencible, o de un error de juicio no culpable, puede no ser imputable a la persona que lo hace; pero tampoco en este caso aquél deja de ser un mal, un desorden con relación a la verdad sobre el bien. Además, el bien no reconocido no contribuye al crecimiento moral de la persona que lo realiza; éste no la perfecciona y no sirve para disponerla al bien supremo. Así, antes de sentirnos fácilmente justificados en nombre de nuestra conciencia, debemos meditar en las palabras del salmo: «¿Quién se da cuenta de sus yerros? De las faltas ocultas límpiame» (Sal 19, 13). Hay culpas que no logramos ver y que no obstante son culpas, porque hemos rechazado caminar hacia la luz (cf. Jn 9, 39-41).
La conciencia, como juicio último concreto, compromete su dignidad cuando es errónea culpablemente, o sea «cuando el hombre no trata de buscar la verdad y el bien, y cuando, de esta manera, la conciencia se hace casi ciega como consecuencia de su hábito de pecado» 109.
Jesús alude a los peligros de la deformación de la conciencia cuando advierte: «La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!» (Mt 6, 22-23).
64. En las palabras de Jesús antes mencionadas, encontramos también la llamada a formar la conciencia, a hacerla objeto de continua conversión a la verdad y al bien. Es análoga la exhortación del Apóstol a no conformarse con la mentalidad de este mundo, sino a «transformarse renovando nuestra mente» (cf. Rm 12, 2). En realidad, el corazón convertido al Señor y al amor del bien es la fuente de los juicios verdaderos de la conciencia. En efecto, para poder «distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto» (Rm 12, 2), sí es necesario el conocimiento de la ley de Dios en general, pero ésta no es suficiente: es indispensable una especie de «connaturalidad» entre el hombre y el verdadero bien 110.
Tal connaturalidad se fundamenta y se desarrolla en las actitudes virtuosas del hombre mismo: la prudencia y las otras virtudes cardinales, y en primer lugar las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad. En este sentido, Jesús dijo: «El que obra la verdad, va a la luz» (Jn 3, 21).
Los cristianos tienen —como afirma el Concilio— en la Iglesia y en su Magisterio una gran ayuda para la formación de la conciencia: «Los cristianos, al formar su conciencia, deben atender con diligencia a la doctrina cierta y sagrada de la Iglesia. Pues, por voluntad de Cristo, la Iglesia católica es maestra de la verdad y su misión es anunciar y enseñar auténticamente la Verdad, que es Cristo, y, al mismo tiempo, declarar y confirmar con su autoridad los principios de orden moral que fluyen de la misma naturaleza humana» 111.
Por tanto, la autoridad de la Iglesia, que se pronuncia sobre las cuestiones morales, no menoscaba de ningún modo la libertad de conciencia de los cristianos; no sólo porque la libertad de la conciencia no es nunca libertad con respecto a la verdad, sino siempre y sólo en la verdad, sino también porque el Magisterio no presenta verdades ajenas a la conciencia cristiana, sino que manifiesta las verdades que ya debería poseer, desarrollándolas a partir del acto originario de la fe. La Iglesia se pone sólo y siempre al servicio de la conciencia, ayudándola a no ser zarandeada aquí y allá por cualquier viento de doctrina según el engaño de los hombres (cf. Ef 4, 14), a no desviarse de la verdad sobre el bien del hombre, sino a alcanzar con seguridad, especialmente en las cuestiones más difíciles, la verdad y a mantenerse en ella.
107.
Const. past. sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium
et spes,
16.
108.
Cf. S. Tomás de Aquino, De
Veritate,
q. 17, a. 4.
109. Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes, 16.
110. Cf. S. Tomás de Aquino, Summa Theologiae, II-II, q. 45.
111. Declaración sobre la libertad religiosa Dignitatis humanae, 14.
6. Santo Tomas de Aquino, Sobre la verdad Prooemium:
Quoniam autem scientia verorum est, post considerationem scientiae Dei, de veritate inquirendum est. Circa quam quaeruntur octo.
Primo, utrum veritas sit in re, vel tantum in intellectu.
Secundo, utrum sit tantum in intellectu componente et dividente.
Tertio, de comparatione veri ad ens.
Quarto, de comparatione veri ad bonum.
Quinto, utrum Deus sit veritas.
Sexto, utrum omnia sint vera veritate una, vel pluribus.
Septimo, de aeternitate veritatis.
Octavo, de incommutabilitate ipsius.
Iª q. 16 a. 1 arg. 1, leer todo hasta , Iª q. 16 a. 8 ad 3.
Se introduce el también el concepto de recta ratio, que trataremos más adelante y el de “ conformidad entre “ el entendimiento y las cosas” Iª q. 16 a.2.
7. Santo Tomás de Aquino, De veritate, q. 1 pr. 1
Prooemium :
Primo quid est veritas. Secundo utrum veritas principalius inveniatur in intellectu quam in rebus. Tertio utrum veritas sit tantum in intellectu componente et dividente. Quarto utrum sit tantum una veritas qua omnia sunt vera. Quinto utrum aliqua alia veritas praeter primam veritatem sit aeterna. Sexto an veritas creata sit immutabilis. Septimo utrum veritas in divinis dicatur essentialiter vel personaliter. Octavo utrum omnis veritas sit a veritate prima. Nono utrum veritas sit in sensu. Decimo utrum res aliqua sit falsa. Undecimo utrum falsitas sit in sensibus. Duodecimo utrum falsitas sit in intellectu.
8. Santo Tomas de Aquino : De veritate, q. 1 a. 2 s. c. 1Contra. Philosophus dicit in VI Metaphysic.: non est falsum et verum in rebus sed in mente.
De veritate, q. 1 a. 2 s. c. 2 Praeterea, veritas est adaequatio rei et intellectus. Sed haec adaequatio non potest esse nisi in intellectu. Ergo nec veritas est nisi in intellectu.
9. C Plinius Caecilius Secundus
3 Jam quanta sermonibus ejus fides, quanta auctoritas, quam pressa et decora .....Numerantur enim sententiae, non ponderantur; nec aliud in publico
Metafísica
10.
Aguilar
Alfonso. P. Curso de Metafísica: Principio de no Contradicción.
El Primer Principio de la Realidad:
B. La
naturaleza y el papel del principio de no-contradicción
1. Es un principio
ontológico, o sea, propio de la realidad misma
Es la ley suprema de las cosas: expresa cómo son,
revelan algo esencial de su estructura: que son determinadas, con un modo
concreto de ser, que son coherentes consigo mismas, y por tanto, inteligibles,
no auto-contradictorios. Algo que se contradijera a sí mismo –un libro que
exista y no exista o un árbol que sea rana a la vez– sería totalmente
incomprensible y últimamente impensable.
2. Es un principio gnoseológico, o sea, propio
de la mente cuando conoce la realidad como es
ρίσκω [jeurísko], «encontrar») para determinar la
falsedad de un discurso cuando éste caiga en contradicción. Así, una religión
que afirmara y negara simultáneamente la existencia de Dios sería
contradictoria, antirracional, y, por tanto, falsa. Por otro lado, cuando la
mente reconoce que una opinión es falsa –por ejemplo, «Dios no existe»–,
reconoce a la vez que su contraria es verdadera: «Dios existe». Al ser ley
suprema de la realidad se convierte para nuestra mente en ley primera del
conocer, ya que ella no puede aprehender algo auto-contradictorio. A la luz de
este principio conocemos las cosas. Por eso, la mente se sirve de él como un
principio «eurístico» .
3. Es un principio lógico, o sea, propio de la
mente cuando piensa o razona
Pensar significa razonar en conformidad con este
principio: dos opiniones contradictorias no pueden pensarse a la vez; una
afirmación excluye su negación. Supongamos que alguien establece este
razonamiento: «todos los elefantes vuelan; Dumbo es un elefante; por lo tanto,
Dumbo vuela». Tal persona no habría captado la verdad de las cosas; sin embargo,
habría razonado con coherencia lógica, es decir, procediendo según el principio
de no-contradicción: si «todos los elefantes vuelan», entonces lo contrario es
falso; si «Dumbo es elefante», no puede ser otra cosa a la vez... Dado que algo
contradictorio no puede pensarse, este principio nos ayuda a avanzar en nuestros
raciocinios, evitando incoherencias. Eso no impide que a veces seamos
incoherentes al pensar –podemos contradecirnos inconscientemente–; lo que sí
impide es que seamos conscientemente ilógicos (no podemos pensar que Dumbo,
simultáneamente, sea y no sea elefante). Cada vez que nos percatamos de haber
caído en contradicción, reconocemos que hemos pensado algo falso, absurdo, sin
sentido, carente de significado, incomprensible. Tenemos que retractarnos.
11. Leibniz von Gottfried Wilhelm: El principio del tercero excluido o principium tertium exclusum es un principio de la lógica tradicional formulado canónicamente por Leibniz como: o A es B o A no es B. Ahora lo leemos del siguiente modo: o bien P es verdadera, o bien su negación ¬P lo es. Entre dos proposiciones que juntas forman una contradicción no hay una tercera posibilidad, la tercera está excluida. También se conoce como "tertium non datur" ('Una tercera (cosa) no se da'). Clásicamente se considera que es uno de los principios o leyes fundamentales del pensamiento (junto con el principio de identidad, de no contradicción y de razón suficiente.
12. Granados, Tomás Melendo : Metafísica y Persona. Filosofía, conocimiento y vida Año 1 – Enero 2009 – Número 1, Un modelo de metafísica viva (A propósito de Carlos Cardona), Universidad de Málaga (España):
Según Carlos Cardona, la filosofía y, más en particular, la metafísica, se encuentra estrechamente relacionada con los demás ámbitos del saber natural, sobre los que ejerce una función reguladora, con la fe sobrenatural y con la propia vida. Los tres pilares de su metafísica son el actus essendi, la doctrina metafísica de la participación y, en lo que atañe a la estructura del ser humano, la cogitativa, facultad que enlaza las dimensiones espirituales y las sensibles, casi como un trasunto predicamental de la unidad instaurada por el acto personal de ser. La manifestación más alta del ser personal es el amor, que constituye simultáneamente la máxima expresión de libertad
13.
Aguilar Alfonso P. : Curso de Metafísica.
Metafísicas
de la participación
Platón acuñó el término
«participación» (e «imitación», «comunión» y «presencia») para indicar que los
entes sensibles, imperfectos, cambiables y perecederos existen y son lo que son
en la medida en que «toman parte» de los del mundo inteligible, perfecto,
inmutable, eterno. Así, un árbol es tal en la medida en que ha sido puesto en
existencia por Dios y participa de (imita, comulga, hace presente) la Forma
(esencia) inteligible de árbol. La idea de participación informa todas las
formas de platonismo y neoplatonismo pagano, judío, árabe y cristiano de todas
las épocas.
La Persona Humana.
14. Boethius, Anicius Manlius Severinus :
Rationalis naturae individua substantiae…
15. PONTIFICIO CONSEJO « JUSTICIA Y PAZ, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia Católica. APERTURA A LA TRASCENDENCIA Y UNICIDAD DE LA PERSONA
a) Abierta a la trascendencia
130 A la persona humana pertenece la apertura a la trascendencia: el hombre está abierto al infinito y a todos los seres creados. Está abierto sobre todo al infinito, es decir a Dios, porque con su inteligencia y su voluntad se eleva por encima de todo lo creado y de sí mismo, se hace independiente de las criaturas, es libre frente a todas las cosas creadas y se dirige hacia la verdad y el bien absolutos. Está abierto también hacia el otro, a los demás hombres y al mundo, porque sólo en cuanto se comprende en referencia a un tú puede decir yo. Sale de sí, de la conservación egoísta de la propia vida, para entrar en una relación de diálogo y de comunión con el otro.
La persona está abierta a la totalidad del ser, al horizonte ilimitado del ser. Tiene en sí la capacidad de trascender los objetos particulares que conoce, gracias a su apertura al ser sin fronteras. El alma humana es en un cierto sentido, por su dimensión cognoscitiva, todas las cosas: « todas las cosas inmateriales gozan de una cierta infinidad, en cuanto abrazan todo, o porque se trata de la esencia de una realidad espiritual que funge de modelo y semejanza de todo, como es en el caso de Dios, o bien porque posee la semejanza de toda cosa o en acto como en los Ángeles o en potencia como en las almas ».245
b) Única e irrepetible
131 El hombre existe como ser único e irrepetible, existe como un « yo », capaz de autocomprenderse, autoposeerse y autodeterminarse. La persona humana es un ser inteligente y consciente, capaz de reflexionar sobre sí mismo y, por tanto, de tener conciencia de sí y de sus propios actos. Sin embargo, no son la inteligencia, la conciencia y la libertad las que definen a la persona, sino que es la persona quien está en la base de los actos de inteligencia, de conciencia y de libertad. Estos actos pueden faltar, sin que por ello el hombre deje de ser persona.
La persona humana debe ser comprendida siempre en su irrepetible e insuprimible singularidad. En efecto, el hombre existe ante todo como subjetividad, como centro deconciencia y de libertad, cuya historia única y distinta de las demás expresa su irreductibilidad ante cualquier intento de circunscribirlo a esquemas de pensamiento o sistemas de poder, ideológicos o no. Esto impone, ante todo, no sólo la exigencia del simple respeto por parte de todos, y especialmente de las instituciones políticas y sociales y de sus responsables, en relación a cada hombre de este mundo, sino que además, y en mayor medida, comporta que el primer compromiso de cada uno hacia el otro, y sobre todo de estas mismas instituciones, se debe situar en la promoción del desarrollo integral de la persona.
c) El respeto de la dignidad humana
132 Una sociedad justa puede ser realizada solamente en el respeto de la dignidad trascendente de la persona humana. Ésta representa el fin último de la sociedad, que está a ella ordenada: « El orden social, pues, y su progresivo desarrollo deben en todo momento subordinarse al bien de la persona, ya que el orden real debe someterse al orden personal, y no al contrario ».246 El respeto de la dignidad humana no puede absolutamente prescindir de la obediencia al principio de « considerar al prójimo como otro yo, cuidando en primer lugar de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente ».247 Es preciso que todos los programas sociales, científicos y culturales, estén presididos por la conciencia del primado de cada ser humano.248
133 En ningún caso la persona humana puede ser instrumentalizada para fines ajenos a su mismo desarrollo, que puede realizar plena y definitivamente sólo en Dios y en su proyecto salvífico: el hombre, en efecto, en su interioridad, trasciende el universo y es la única criatura que Dios ha amado por sí misma.249 Por esta razón, ni su vida, ni el desarrollo de su pensamiento, ni sus bienes, ni cuantos comparten sus vicisitudes personales y familiares pueden ser sometidos a injustas restricciones en el ejercicio de sus derechos y de su libertad.
La persona no puede estar finalizada a proyectos de carácter económico, social o político, impuestos por autoridad alguna, ni siquiera en nombre del presunto progreso de la comunidad civil en su conjunto o de otras personas, en el presente o en el futuro. Es necesario, por tanto, que las autoridades públicas vigilen con atención para que una restricción de la libertad o cualquier otra carga impuesta a la actuación de las personas no lesione jamás la dignidad personal y garantice el efectivo ejercicio de los derechos humanos. Todo esto, una vez más, se funda sobre la visión del hombre como persona, es decir, como sujeto activo y responsable del propio proceso de crecimiento, junto con la comunidad de la que forma parte.
Los auténticos cambios sociales son efectivos y duraderos solo si están fundados sobre un cambio decidido de la conducta personal. No será posible jamás una auténtica moralización de la vida social si no es a partir de las personas y en referencia a ellas: en efecto, « el ejercicio de la vida moral proclama la dignidad de la persona humana ».250 A las personas compete, evidentemente, el desarrollo de las actitudes morales, fundamentales en toda convivencia verdaderamente humana (justicia, honradez, veracidad, etc.), que de ninguna manera se puede esperar de otros o delegar en las instituciones. A todos, particularmente a quienes de diversas maneras están investidos de responsabilidad política, jurídica o profesional frente a los demás, corresponde ser conciencia vigilante de la sociedad y primeros testigos de una convivencia civil y digna del hombre.
245Sto. Tomás de Aquino, Commentum in tertium librum Sententiarum, d. 27, q. 1, a. 4: « Ex utraque autem parte res immateriales infinitatem habent quodammodo, quia sunt quodammodo omnia, sive inquantum essentia rei immaterialis est exemplar et similitudo omnium, sicut in Deo accidit, sive quia habet similitudinem omnium vel actu vel potentia, sicut accidit in Angelis et in animabus »; cf. Id., Summa theologiae, I, q. 75, a. 5: Ed. Leon. 5, 201-203.
246Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046- 1047.
247Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 27: AAS 58 (1966) 1047.
248Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2235.
249Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 24: AAS 58 (1966) 1045; Catecismo de la Iglesia Católica, 27, 356 y 358.
250Catecismo de la Iglesia Católica, 1706.
16. PONTIFICIO CONSEJO « JUSTICIA Y PAZ, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia Católica.
a) Significado y aplicaciones principales
164 De la dignidad, unidad e igualdad de todas las personas deriva, en primer lugar, el principio del bien común, al que debe referirse todo aspecto de la vida social para encontrar plenitud de sentido. Según una primera y vasta acepción, por bien común se entiende « el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección ».346
El bien común no consiste en la simple suma de los bienes particulares de cada sujeto del cuerpo social. Siendo de todos y de cada uno es y permanece común, porque es indivisible y porque sólo juntos es posible alcanzarlo, acrecentarlo y custodiarlo, también en vistas al futuro. Como el actuar moral del individuo se realiza en el cumplimiento del bien, así el actuar social alcanza su plenitud en la realización del bien común. El bien común se puede considerar como la dimensión social y comunitaria del bien moral.
165 Una sociedad que, en todos sus niveles, quiere positivamente estar al servicio del ser humano es aquella que se propone como meta prioritaria el bien común, en cuanto bien de todos los hombres y de todo el hombre.347 La persona no puede encontrar realización sólo en sí misma, es decir, prescindir de su ser « con » y « para » los demás. Esta verdad le impone no una simple convivencia en los diversos niveles de la vida social y relacional, sino también la búsqueda incesante, de manera práctica y no sólo ideal, del bien, es decir, del sentido y de la verdad que se encuentran en las formas de vida social existentes. Ninguna forma expresiva de la sociabilidad —desde la familia, pasando por el grupo social intermedio, la asociación, la empresa de carácter económico, la ciudad, la región, el Estado, hasta la misma comunidad de los pueblos y de las Naciones— puede eludir la cuestión acerca del propio bien común, que es constitutivo de su significado y auténtica razón de ser de su misma subsistencia.348
b) La responsabilidad de todos por el bien común
166 Las exigencias del bien común derivan de las condiciones sociales de cada época y están estrechamente vinculadas al respeto y a la promoción integral de la persona y de sus derechos fundamentales.349 Tales exigencias atañen, ante todo, al compromiso por la paz, a la correcta organización de los poderes del Estado, a un sólido ordenamiento jurídico, a la salvaguardia del ambiente, a la prestación de los servicios esenciales para las personas, algunos de los cuales son, al mismo tiempo, derechos del hombre: alimentación, habitación, trabajo, educación y acceso a la cultura, transporte, salud, libre circulación de las informaciones y tutela de la libertad religiosa.350 Sin olvidar la contribución que cada Nación tiene el deber de dar para establecer una verdadera cooperación internacional, en vistas del bien común de la humanidad entera, teniendo en mente también las futuras generaciones.351
167 El bien común es un deber de todos los miembros de la sociedad: ninguno está exento de colaborar, según las propias capacidades, en su consecución y desarrollo.352 El bien común exige ser servido plenamente, no según visiones reductivas subordinadas a las ventajas que cada uno puede obtener, sino en base a una lógica que asume en toda su amplitud la correlativa responsabilidad. El bien común corresponde a las inclinaciones más elevadas del hombre,353 pero es un bien arduo de alcanzar, porque exige la capacidad y la búsqueda constante del bien de los demás como si fuese el bien propio.
Todos tienen también derecho a gozar de las condiciones de vida social que resultan de la búsqueda del bien común. Sigue siendo actual la enseñanza de Pío XI: es « necesario que la partición de los bienes creados se revoque y se ajuste a las normas del bien común o de la justicia social, pues cualquier persona sensata ve cuan gravísimo trastorno acarrea consigo esta enorme diferencia actual entre unos pocos cargados de fabulosas riquezas y la incontable multitud de los necesitados ».354.
346Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046; cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1905-1912; Juan XXIII, Carta enc. Mater et magistra: AAS 53 (1961) 417-421; Id., Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 272-273; Pablo VI, Carta ap.Octogesima adveniens, 46: AAS 63 (1971) 433-435.
347Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1912.
348Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 272.
349Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1907.
350Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046-1047.
351Cf. Juan XXIII, Carta enc. Mater et magistra: AAS 53 (1961) 421.
352Cf. Juan XXIII, Carta enc. Mater et magistra: AAS 53 (1961) 417; Pablo VI, Carta ap.Octogesima adveniens, 46: AAS 63 (1971) 433-435; Catecismo de la Iglesia Católica, 1913.
353Santo Tomás de Aquino coloca en el nivel más alto y más específico de las « inclinationes naturales » del hombre el « conocer la verdad sobre Dios » y el « vivir en sociedad » (Summa Theologiae, I-II, q.94, a.2, Ed. Leon. 7, 170: « Secundum igitur ordinem inclinationum naturalium est ordo praeceptorum legis naturae... Tertio modo inest homini inclinatio ad bonum secundum naturam rationis, quae est sibi propria; sicut homo habet naturalem inclinationem ad hoc quod veritatem cognoscat de Deo, et ad hoc quod in societate vivat »).
354Pío XI, Carta enc. Quadragesimo anno: AAS 23 (1931) 197.