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Prof. Dr. Emilio Fernández M.
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Sucre - Bolivia
Fórmulas de su aplicación en las Universidades de "San Marcos" de Lima (época
colonial) y "San Francisco Xavier" de Chuquisaca (época republicana)
Revista del Instituto Médico Sucre. Año LIII Tomo 8. No. 97. Pág. 31-50. Sucre,
noviembre 1959.
Juro por Apolo, el médico, por
Higea y Panacea, por todos los dioses y todas las diosas a cuyo testimonio
apelo, que yo, con todas mis fuerzas y con pleno conocimiento, cumpliré
enteramente mi juramento: que respetaré a mi Maestro en este arte como a mis
progenitores, que partiré con él el sustento y que le daré todo aquello de que
tuviese necesidad; que consideraré a sus descendientes como a mis hermanos
corporales y que a mi vez les enseñaré sin compensación y sin condiciones este
arte; que dejaré participar en las doctrinas e instrucciones de toda disciplina
en primer lugar a mis hijos, luego a los hijos de mi Maestro y luego a aquellos
que con escrituras y juramentos se declaren míos y a ninguno más fuera de éstos.
Por lo que respecta a la curación de los enfermos, ordenaré la dieta según mi
mejor juicio y mantendré alejado de ellos todo daño y todo inconveniente. No me
dejaré inducir por las súplicas de nadie, sea quién fuere, a propinar un veneno
o a dar mi consejo en semejante contingencia. No introduciré a ninguna mujer una
prótesis en la vagina para impedir la concepción o el desarrollo del niño.
Consideraré santos mi vida y mi arte; no practicaré la operación de piedra, y
cuando entre en una casa, entraré solamente para el bien de los enfermos y me
abstendré de toda acción injusta y no me mancharé por voluptuosidad con
contactos de mujeres o de hombres, de libertos o de esclavos. Todo lo que habré
visto u oído durante la cura o fuera de ella en la vida común, lo callaré y lo
conservaré siempre como secreto, si no me es permitido decirlo. Si mantengo
perfecta e intacta fe a este juramento, que me sea concedida una vida afortunada
y la futura felicidad en el ejercicio del arte, de modo que mi fama sea alabada
en todos los tiempos; pero si faltara al juramento o hubiere jurado en falso,
que ocurra lo contrario.
Antecedentes
La humanidad, marca en cada siglo, un sello indeleble de su inquietud en las
ciencias, las artes y en las distintas ramas del saber humano.
Buscando las fuentes de inspiración del contenido filosófico del Juramento
Hipocrático, encontramos en la cultura griega su verdadera cuna.
La cultura griega habíase orientado principalmente, en tres direcciones: el
arte, el drama y la filosofía. En el primero, la religión fue la inspiración; en
el segundo, el campo de batalla; en la tercera, la víctima.
El contenido filosófico del Juramento Hipocrático, estuvo en la moral, la vida y
costumbres de Grecia. Su creador -en la Edad Heroica-, fue el filósofo y médico
griego: Hipócrates.
Así es como todo anteniense debía tener hijos y, para procurarlo, la religión,
la propiedad y el Estado, concertaban sus esfuerzos. Cuando no había
descendencia, solía apelarse a la adopción; pero la opinión pública y el
derecho, aceptaban -por otra parte- el infanticidio considerando la exagerada
prole como ant-económica a la fragmentación de la propiedad agrícola; y, por
ello, el padre podía exponer al recién nacido hasta dejarlo morir por débil,
deforme, supernumerario y por miedo a la dote matrimonial. Este derecho paternal
de severa eugenesia -amén de la vida austera, la limitación de la familia y la
emulación- hizo de Grecia, un pueblo seleccionado, fuerte y sano.
Casi sin excepción los filósofos griegos y principalmente Platón, eran
partidarios de la exposición de los hijos; pero Aristóteles, defendía el aborto
como preferible al infanticidio. Más, el Código Hipocrático prohibía al médico
la práctica del aborto. En cambio las comadronas griegas -diestras en ello-
seguían practicándolo por cuanto la ley no lo prohibía.
Antes de Hipócrates - en los tiempos de Hamurabise cortaba la mano del médico
cuando hacía uso indebido de ella; en la Facultad de Medicina de Sucre, la
conducta moral del médico, estuvo siempre sujeta al grado de cultura, de
espiritualidad y moralidad que ella y el medio social le hubo formado, como
juzgador supremo de esa conducta moral.
Fórmulas de su aplicación en el
antiguo Perú
En la empresa del descubrimiento de América, acompañaron a Cristóbal Colón en
sus cuatro viajes, los "físicos": Maestre Alonso y Maestre Juan (en el 1o);
Maestre Diego Álvarez Chanca (en el 2o); Maestre Bernall (en el 3o) y Maestre
Nicolás Ovando (en el 40)
Hispaniola -hoy Santo Domingo- de una afección cardiaca consecuencia de la gota
-según unos- o de su reumatismo crónico -según otros-; estos mismos fueron los
primeros médicos que habitaron el Mundo de Colón. Habiendo armado los españoles
-su tienda de conquista en Panamá-, la sed de riqueza y el hambre de poderío,
les hizo llegar hasta el Imperio de los Incas.
Bachiller Marin y Bachiller Hernán Enriquez, los mismos que pusieron sus armas
científicas al servicio del primer paciente español en el Antiguo Perú, don
Diego de Almagro, a quien los indios le vaciaron el ojo izquierdo de un
flechazo.
Don Faustino José de Armuña -graduado en la Universidad de Toledo- y que
precisamente, nos servirá su diploma para abrir las puertas del conocimiento
sobre dos aspectos: juramento y vestimenta. Pues, el pergamino otorgado con el
sello a la cabeza : Hispaniarum Rex Phillipus iv-D.G. había llegado a Potosí, el
mismo que se halla en medio de uno de esos legajos del Archivo de la Real Casa
de Moneda, que el investigador desata con la emoción de una profanación.2
San Lucas por los compañeros muertos y ser inexorable con los que practicaran
ilícitamente la medicina.2
Aristóteles, sino por que ponía en movimiento la sangre residencia de lo
celestial del alma, como expresara el médico y prosista William Harvey.2
Durante la época colonial, no faltaron físicos en el alto y bajo Perú. El cuerpo
médico estuvo formado por los latinos o médicos graduados en Universidades y por
los romancistas o médicos prácticos -pupilos de los anteriores-. A estos
profesionales, se añadían los auxiliares en el arte de curar y se los
denominaban cirujanos y éstos fueron los barberos, que practicaban las ventosas
sajadas o escarificadas y extraían las muelas; los sangradores que ejecutaban
las sangrías; los "clistereros" que propinaban los enemas; los hernistas y los
topilleros o barchilones que realizaban curaciones menores.
La astrología o arte de escrutar el firmamento, servía para dar con el
diagnóstico de las enfermedades según las fases que presentaban los astros y
también, para orientar el tratamiento con las sangrías, purgas, clísteres,
emplastos de mazamorra, polvos de piedra de Buga con chicha y miel para su
aplicación locus dolenti.
La mula, era el vehículo de transporte de médico y medicinas.
El salario del cirujano, sólo se hacía efectivo cuando curaba la afección; así
la desconcertadura de un brazo -vale decir una luxación del hombro- siempre que
el paciente levantase el brazo sin ayuda de nadie y alcanzase la oreja del lado
opuesto, recién se hacía efectivo el pago.
Por lo brevísimo expuesto, se ve que en las ciudades señoras y sedes de
Audiencias Reales -Lima y Charcas- se carecían de estudios médicos, teniendo que
acudir a ellas "físicos" franceses, ingleses y sobre todo españoles.
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. Hipócrates de Kos Padre de la Medicina.
En el siglo xvii -en la Ciudad
de los Reyes- se establecieron los estudios de la medicina; los zambos, mulatos
y cuarterones eran por desgracia los que se dedicaban preferentemente a este
estudio, razón por la que se desprestigió tan noble profesión, hasta que Abascal
en 1808 -invirtió 74,941 pesos y 4 reales en la organización del nuevo Colegio,
empezando desde esa época para la medicina peruana su verdadera historia de
progreso con Hipólito Unánue y José Pezet.
Fue precisamente cuando funcionaban las clases de medicina en el Colegio de San
Fernando, donde el Acto de Colación de Grado de Doctor en Medicina, se llevaba a
cabo en el capilla de la Virgen de la Antigua en la Iglesia Mayor de Lima; luego
se preparaba un estrado y en él, varias mesas con bandejas de plata, en donde se
depositaban la borla, el anillo y el libro, así como la espada, espuelas,
propinas y los guantes del graduando. Luego, el recipiendario, colocado en una
improvisada cátedra, exponía oralmente lo que se llamaba "proposición doctoral"
-vale decir su tesis-. Después venía el Acto del Vejámen, es decir la
composición festiva, en verso o en prosa, en la que un estudiante o un doctor,
solía decir en alta voz -medio en broma, casi de veras- los defectos, intrigas y
pasioncillas del graduando, aumentando grotescamente las tachas.
A continuación, venía la aplicación por el maestrescuela de las insignias
doctorales. El Rector se las colocaba, dándole antes un ósculo en la mejilla,
diciéndole: Recibe el beso de paz como señal de fraterna amistad y de unión con
nuestra Academia y luego, le colocaba el anillo pronunciando la siguiente frase:
Recibe el anillo de oro como señal del desposorio y consorcio entre tí y la
sabiduría como esposa gratísima.
Después le colocaba en sus manos el libro de Medicina de Hipócrates, Galeno o
Avicena -Padres de la Medicina- diciéndole: Recibe el libro de la Sabiduría para
que puedas libre y públicamente enseñar a otros. A continuación, le ceñía la
espada dorada expresándole: Recibe la espada dorada como señal milicia, pues no
menos luchan los Doctores en Medicina atacando enfermedades, que los valientes
soldados venciendo a los enemigos.
A continuación le calzaba la espuela de oro, con la siguiente frase: Recibe las
espuelas de oro, pues a la manera que los jinetes penetran violentamente en las
filas de los enemigos, así también los Doctores en Medicina contra las múltiples
enfermedades.
Luego el Rector le llevaba hasta la tribuna -improvisada- y le decía: Sube a la
Cátedra, y siéntate en ella, para que como Hipócrates y Galeno puedas explicar e
interpretar.
Y, como final del Acto de Colación de Grado, el graduando, arrodillado ante los
Santos Evangelios, recibía el Grado, con la siguiente fórmula: Con la autoridad
Pontificia y Regia que desempeño en este ramo, te concedo a tí, Licenciado en la
Facultad de Medicina, por imposición de este birrete, todos los privilegios,
inmunidades y excepciones.**)
En torno a la célebre Audiencia de Charcas -la provincia capital del alto Perú-
y a pesar de ser la ciudad noble, leal y valerosa, gozar su Universidad de todos
los honores y prerrogativas concedidas a la Universidad de Salamanca por gracia
de 15 de febrero de 1785, la Real Cédula de 10 de abril de 1798 no se cumplió
con la instalación de los estudios médicos en la ciudad de La Plata -hoy Sucre-
hasta el advenimiento de la República.
Fue necesario llegar a los primeros días de la Época Republicana y que el
Cirujano Mayor del Ejército Libertador y Médico Honorario de la Asamblea
Deliberante de 1825 Dr. Miguel Antonio Luna, ejerciera acción directa para que
se estableciera -en Charcas-, la primera clase de enseñanza médica particular
(1826), Matías Agois (limeño), Carlos Augusto Torrallly (francés), José Passaman
(español), Laiseca (colombiano), Juan Martín y Pedro Barrio Nuevo (de la escuela
de París) y José María Santivañez fueron los promotores de la instalación de
cursos o clases de medicina en el país.
La piedra fundamental de esa aspiración, estuvo prevista en el reglamento de 28
de octubre de 1827 dictado por el filósofo y Gran Mariscal de Ayacucho Antonio
José de Sucre. El Protomedicato, institución que había sido instaurada en España
por Felipe ii en 1555, y también en sus colonias, fué en Bolivia -de 1830 a
1845- un tribunal de médicos o facultativos o profesores que tenían bajo su
jurisdicción la dirección de las clases, de la enseñanza y asuntos de Gobierno
de medicina, cirugía y farmacia así como de la administración de la justicia
para corregir y evitar los excesos facultativos y disponer la recaudación e
inversión de los fondos provenientes de los derechos de exámenes. Este tribunal
aprobaba la suficiencia de los que aspiraban a ser profesionales y cobraba $
8.00 por el derecho de la prueba de los médicos, $ 4.00 por el de farmacéutico y
$ 6.00 por la de cirujano.
El director, profesores y alumnos, cuando funcionaba el Colegio Médico, asistían
de etiqueta a las funciones públicas y ceremonias.
El tratamiento social del Presidente del Protomedicato era el de usía (U.S.) y
ocupaba el asiento contiguo al del Fiscal de la Corte Superior del Distrito.
Usaba casaca azul de corte diplomático con bordado de plata en el cuello y en la
bota y en medio del primero los emblemas de Esculapio; calzón y chapín de color
ante, medias blancas, sombrero de dos puntas orlado con plumas negras y con
escarapela nacional, además llevaba el bastón. Una cinta de los tres colores del
pabellón nacional con una medalla de oro de 14 líneas de diámetro, pendía del
cuello y en la que la Diosa Minerva estaba grabada.
Los profesores usaban casaca azul cerrada y sin solapa con los emblemas de
Esculapio en los lados del cuello, bordados con plata, vivos blancos, pantalón
de color ante y sombrero apuntado sin pluma.
Los alumnos llevaban un sombrero redondo de color negro, pantalón y casaca
cerrada sin solapa y de paño azul, con botonadura y vivos amarillo; en los lados
del cuello de la casaca, llevaba una serpiente bordada con seda amarilla
enlazada con hojas de cascarilla en seda verde.
El protomédico general, de acuerdo con su alta función científica y social, era
el que extendía u otorgaba el Diploma para el ejercicio libre de la profesión.
He aquí, el título profesional que por sí solo nos reflejará las atribuciones
del médico y su juramento. Dice así: República Boliviana. Nos el Presidente y
Jueces examinadores Doctor Don José Claudio Quiroga, Protomédico General, Doctor
Don José Lázaro Carrillo, Doctor Don José Ignacio Cordero, etc. Por cuanto el
Bachiller, Ciudadano Tomás de Tezanos Pinto, natural de la ciudad de Sucre, se
ha presentado ante nuestro Tribunal solicitando el Diploma de profesor de
medicina (en otro documento igual se confirió el de Cirugía y Obstetricia), en
cuyas facultades se le ha examinado, y obtuvo la correspondiente aprobación,
según consta del respectivo libro y expediente formado al intento, que existen
en la Oficina del escribano del Tribunal; por tanto mandamos librar en favor de
aquel el actual título y licencia necesaria con plena facultad para que
libremente, sin pena ni calumia alguna pueda usar y ejercer la Facultad de
Medicina y los casos y cosas a ella tocantes y concernientes. Declaramos que el
referido Bachiller ciudadano Tomás de Tezanos Pinto ha prestado ante el Tribunal
juramento de usar fiel y legalmente de su facultad, de asistir gratuitamente a
los pobres de solemnidad, y de estar sujeto al Protomedicato General de la
República Boliviana. En esta virtud, exhortamos a los señores jueces y
funcionarios de la comprensión de este Tribunal, le permitan usar y ejercer la
Facultad de Medicina, sin ponerle traba ni impedimento alguno, y que le hagan
guardar todas las preeminencias, honores, gracias, libertades y exenciones que
como a tal Profesor le corresponde. Para lo cual le libramos el presente Diploma
firmado de nuestra mano, sellado con el Oficio y refrendado por nuestro
infrascrito Escribano Público y de este Tribunal. En la Ciudad de la Paz de
Ayacucho a tres de octubre de mil ochocientos cuarenta y dos. Un sello de lacre,
Doctor José Claudio Quiroga, Doctor José Lázaro Carrillo, Doctor José Ignacio
Cordero. Por mandato de su señoría Mariano Tapia Escribano Público.3
Una clara visión en medio de esta penumbra, oteó el futuro de la enseñanza
médica, el Ministro de Instrucción Pública doctor Tomás Frias. Pues, se dictó el
Decreto Supremo de 12 de noviembre de 1846 expedido por el Presidente José
Ballivián, por el que se fundaron las Facultades de Medicina en la República,
con Jerarquía de Instituciones Universitarias.****
El libertador Simón Bolivar, en 20 de diciembre de 1825, fundó por D.S. la clase
de medicina en Sucre; el 3 de febrero de 1826 se fundó en Cochabamba; en 2 de
marzo de 1826 en Potosí; en 28 de abril de 1826 en La Paz. Los 3 últimos fueron
fundados por el Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.
Entonces, los Grados se conferían en el Salón de la Universidad el día domingo a
horas doce con asistencia de todos los miembros de la Universidad, de los
alumnos de los colegios y de todas las personas que quisieran concurrir al acto.
Luego que el Cancelario anunciaba la solemnidad con un toque de campanilla, el
Secretario leía en alta voz el decreto motivado que admitía al aspirante a la
recepción de tal Grado. El Cancelario en seguida le proponía un problema de la
Facultad del Grado, para que lo resuelva y demuestre, en 6 minutos. Concluido
este acto, el graduado, puesto de rodillas ante los Santos Evangelios y con la
palma de la mano derecha sobre éstos, prestaba el juramento de ley, con esta
fórmula que pronunciaba el Cancelario: Juráis por Dios y estos Santos Evangelios
ser fiel a la Constitución Política del Estado, a la Religión y Gobierno que
ello establece, observar los Estatutos y Reglamentos de la Universidad y
defender la Concepción Inmaculada de María Santísima, si así lo hiciereis, Dios
os ayude; y si no, El y la Patria os lo demanden. -Amén. Entonces el Cancelario
al colocarle la insignia correspondiente al Grado, pronunciaba esta fórmula:
autoritate suprema nobis a lega data, conferimus tibi gradum Doctoris in
Facultatibus Medicus huyus Universitatis, qui tibi Dec Favente, felix sit, in
nomine Patris et Filis et Spíritus Sancti, Amén.
Su traducción es como sigue: Con la autoridad Suprema que nos ha sido dada
por la Ley, te conferimos el grado de Doctor de la Facultad de Medicina de esta
Universidad, el cual, con la ayuda de Dios, sea para tu felicidad, en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Así sea.
Concluido este acto, el graduado tomaba asiento en señal de posesión, en el
destinado para el grado universitario de Doctor; el padrino nombrado por el
graduado de entre los doctores de cualquier Universidad -para solemnizar más
este acto-, pronunciaba un discurso en castellano.
La fórmula del juramento que antecede, fue sustituida por otra que, de acuerdo
con el Decreto Supremo de 16 de julio de 1868, fué promulgado por el Presidente
Mariano Melgarejo, y es como sigue: Juráis por Dios, y prometéis a la Patria
ejercer la Profesión de Médico con todo el honor y decoro que corresponde a la
alta misión que tenéis que cumplir en bien de la humanidad; no administrar
venenos ni abortivos, sino con el objeto de curación; asistir gratis a la clase
menesterosa y estar sujeto a las órdenes que sobre asuntos de medicina, emanen
de la Facultad. El candidato respondía: Sí, juro. Si así lo hiciéreis, Dios os
proteja; y si no, Él y la Patria os lo demanden.
De 1868 a 1895, la instrucción oficial de la enseñanza de la medicina decayó
bastante, y en cambio tomó incremento la enseñanza libre en los Institutos
Cuellar, Libertad y el Liceo Olañeta de la ciudad de Sucre.
En la primera Facultad Oficial de Medicina en Sucre (1882), el juramento de ley,
servía tanto para el médico, cirujano y farmacéutico, y su contenido fue el
siguiente: ¿Juráis por Dios y esos Santos Evangelios, desempeñar con dignidad e
ilustración la profesión médica y ejercerla gratuitamente en favor de los
pobres?. El funcionario respondía Sí, Juro -Juráis asimismo que introducido en
el lugar doméstico, vuestros ojos serán ciegos, vuestra lengua
será muda para no revelar los secretos que os confiaren vuestros enfermos con
carácter reservado, y que no usaréis de vuestra ciencia en contra de la
humanidad. Sí, Juro, era la respuesta. Si asi lo hiciéreis, Él os proteja y si
no, Él os lo demande.4
Como la enseñanza libre ni la primera Facultad Oficial de Medicina no
satisfacían las exigencias técnicas y científicas de la época, el 3 de febrero
de 1896 se fundó el Instituto Médico Sucre con cinco Quijotes que arremetieron
lanza en ristre contra los molinos de la incomprensión y organizaron la segunda
Facultad Oficial de Medicina, hoy, la Facultad de Medicina de la Universidad
Autónoma de San Francisco Xavier. En ésta segunda etapa oficial, se impuso una
nueva fórmula de Juramento Médico que se recibía en manos del Sr. Cancelario de
la Universidad delante de un crucifijo acompañado de dos bujías encendidas y el
misal abierto con los Evangelios; el postulante arrodillado y con la mano
derecha sobre éste, juraba el ejercicio de su profesión con el siguiente tenor:
¿Juráis por Dios y estos Santos Evangelios, desempeñar la profesión médica con
estricta sujeción a sus progresos y a los dictados de vuestra conciencia?.
Contestaba el aspirante. Sí, juro. ¿Juráis además que introducido en el seno de
las familias, vuestros ojos serán ciegos, vuestra lengua callará los secretos
que os fueren confiados y que vuestra profesión no servirá para corromper las
costumbres y favorecer el crimen.? Sí, juro -Si así lo hiciéries Dios os ayude y
si no El y la Patria os lo demanden.5
Luego, el Sr. Cancelario, llamaba al postulante a ocupar un asiento en la
testera del Salón y el Padrino de Grado pronunciaba un discurso. El flamante
doctor -vestido de etiqueta- acompañado del padrino, ponía en marcha a la
comitiva de médicos, profesionales y amigos con rumbo a su casa, donde en la
puerta de la calle colgaba un pelícano, que al ingresar éste, le hacía llover
pétalos de flores, y, en el patio la banda de música municipal o el piano del
salón de recepciones, desgranaban las notas del pentagrama poniendo en
movimiento las articulaciones de los concurrentes y en funcionamiento el aparato
digestivo y sus anexos.
Como los estudios de Farmacia habían tomado una nueva orientación, en clases o
cursos diferenciados de los de Medicina, hubo de darles un trato diferente como
a auxiliares de la medicina/ imponerles una fórmula de juramento especial que
dice como sigue: (1902) ¿Juráis por Dios y estos Santos Evangelios desempeñar
con asiduidad é inteligencia, estricto sigilo y exactitud en el despacho, las
obligaciones de farmacéutico y no hacer valer vuestra profesión para corromper
las costumbres y favorecer el crimen?. A lo que contestaba el postulante: Sí,
juro -Si así lo hiciéreis Dios os ayude y si no El y la Patria os lo demanden.6
Llamado a ocupar un asiento en la testera del Salón, el Padrino de Grado, le
obsequiaba con un discurso de felicitación.
A partir del 19 de abril de 1922, por acuerdo del Consejo de profesores, el
juramento de ley actualmente en vigencia para Doctor en Medicina y Cirugía y
Licenciado en Farmacia, dice así: ¿Juráis por Dios y estos Santos Evangelios
desempeñar la profesión médica (farmacéutica) con estricta sujeción a la ciencia
y a los dictados de vuestra conciencia?. Sí, juro. ¿Juráis asimismo que
introducido en el seno de las familias, vuestros ojos serán ciegos, vuestros
oídos sordos y vuestra lengua no revelará los secretos que os fueren confiados y
que no haréis valer vuestra profesión para corromper las costumbres o favorecer
el crimen?. Sí, juro. Si así lo hiciéreis Dios os ayude y si no El y la Patria y
vuestra conciencia ante quienes sois responsable, os lo demande.7
El postulante, luego, obsequia con un discurso generalmente de reconocimiento a
sus maestros y familiares. El padrino del Acto de Colación, casi siempre se
refiere a la responsabilidad que ha asumido -el flamante Doctor- ante Dios y su
conciencia, para con la Sociedad. Hasta 1932, el padrino obsequiábale un bastón,
en señal de su ascensión doctoral y el postulante vestía de etiqueta.
He ahí, el Juramento Hipocrático y las fórmulas derivadas de él.
Ya sea del Maestro -Hipócrates- o de su Escuela; de los Colegios Médicos,
Escuelas o Facultades el Juramento Médico y las fórmulas expuestas constituyen
para el profesional médico de todos los siglos, la estrella del portal de Belén
por la que se anuncia el nacimiento de la bondad y solidaridad humanas entre el
médico y su enfermo, y también por la que aquél promete fidelidad a la profesión
y respeto al honor y a la dignidad del hombre enfermo; oídos a su llamado,
mutismo y sordera para revelar los secretos de su enfermedad; respeto al
producto de la concepción; espíritu de sacrificio para cumplir con decoro y
dignidad la profesión y ejercerla sin mácula ni perversión. Esa responsabilidad
implica, días y noches en vela para mitigar el dolor y salvar la vida de los
semejantes sin escatimar sueño, esfuerzo y tiempo que minuto a minuto y segundo
por segundo, golpea el corazón y muerde la conciencia.
En el Alto Perú, el Acto de Colación de Grado y Juramento Médico, es un rito
cultural que conserva la Facultad de Medicina de la Universidad de San Francisco
Xavier, desde su fundación hasta nuestros días.
El postulante al Grado de Doctor en Medicina y Cirugía, oficia su juramento ante
el Altar de la Ciencia -que exige todo un examen de conciencia y, desde luego
una profesión de fé- ante sus sacerdotes -que son sus Maestros- y ante sus
sacramentos- que son las fuerzas Divinas, el Honor, la Conciencia y la Patria.
Este acto y su fórmula sacramental, deberán continuar por siempre jamás, por que
confieren impulso creador, guardan tradición, restringen cargos de conciencia y
constituyen acicate del deber con la obligación indeclinable de respetar las
fuerzas y los intereses morales de la profesión médica y de la humanidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Duranr, Will. La Vida de Grecia. Traducción por Luis Tabú. Tomo I. Edit.
Sudamericana. Buenos Aires, 20 abril de 1945.
Alarcón, Abel. Érase una vez... Imprenta Artística. La Paz (Bolivia), 31 agosto
de 1935.
Revista del Instituto Médico Sucre. Año 1. Tomo I. No. 6. Pág. 139. Sucre,
agosto de 1905.
Libro de Actas No. 2 de la Facultad de Ciencias Médicas de Sucre. Pág. 279.
Libro de Actas No. 3 de la Facultad de Ciencias Médicas de Sucre. Pág. 234.
Libro de Actas No. 3 de la Facultad de Ciencias Médicas de Sucre. Pág. 183.
(vuelta).
Esta misma fórmula sirvió, desde 1939 a 1955 para los Cirujanos Dentistas de la
Escuela de Odontología -hoy Facultad de Odontología- que la repetía el Decano de
la Facultad de Ciencias Médicas. Libro de Actas No. 33. de la Facultad de
Ciencias Médicas de Sucre. Pág. 28.
*Tomado de la obra del profesor Arturo Castiglioni " Historia de la medicina"
Primera edición editores Salvat. Buenos Aires. República Argentina, 1941. Págs.
150 y 151.
** Capítulo del libro: "Historia de la medicina en el antiguo Perú" por Emilio
Fernández M. Copia en archivo de la oficina del historiador del Ministerio de
Salud Pública.
*** La fórmula del acto de Colación de Grado, escrito en latín, ha sido
traducido por el Rector del Colegio Sagrado Corazón de Sucre R.P. Alejandro
Mestre, del libro Historia de la Universidad. Tomo V. Historia de la Medicina
Peruana por Juan B. Lastres. Volumen II. La Medicina en el Virreinato. Lima.
1951.
**** El libertador Simón Bolívar, en 20 de diciembre de 1825, fundó por D.S. la
clase de medicina en Sucre; el 3 de febrero de 1826 se fundó en Cochabamba; en 2
de marzo de 1826 en Potosí; en 28 de abril de 1826 en La Paz. Los 3 últimos
fueron fundados por el Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.