El  Matrimonio  y la  Familia.
Ley No. 38  ( Ley de Divorcio  por Voluntad  de Una  de las Partes).   decretada en  abril  de 1988 :  Necesidad de una  Reforma del  Código  Civil de la República de Nicaragua.
Dr.  Juan  Herrera  Salazar,  Nicaragua.

El Areópago (en griego antiguo Ἄρειος πάγος Areios pagos) o ‘colina de Ares’, era un monte situado al oeste de la Acrópolis de Atenas.
En esa colina, San Pablo expuso su mensaje ante filósofos y líderes políticos de Atenas. (Hch.17:19-34):
“Entonces lo llevaron con ellos al Areópago y le dijeron: ¿Podríamos saber en qué consiste la nueva doctrina que tú enseñas? Las cosas que nos predicas nos parecen extrañas y quisiéramos saber qué significan”.

La Revista  de  Bioética  Rayo  de Luz hoy se puede  considerar  Areópago,  un espacio para que el cristianismo y la cultura se reencuentren, la modernidad se humanice y la fe católica florezca.   Estamos  aquí  para   divulgar la Verdad

Hoy  hablaremos, de la Verdad  de la  Familia  y  del  Matrimonio.

En  primer  lugar Jesús, vivió y nació  en  una  familia concreta , con características propias, concedió al  instituto matrimonial una  dignidad  excelsa, constituyéndolo como sacramento de la  nueva alianza (  Mt, 19,  3-9).  Jesús  nos muestró el  camino,  la  pareja encuentra  su propia  dignidad y la  familia  su solidez  propia.

En Nicaragua, la   Ley No. 38  ( Ley de Divorcio  por Voluntad  de Una  de las Partes).   decretada en  abril  de 1988 :

1.      ¿  Da  estabilidad al  instituto matrimonial?

2.      ¿  Pueden los  esposos encontrar  su propia  dignidad ?

3.      ¿  Puede la familia  encontrar su  solidez propia,  con esa  ley  ?

La  respuesta a esas  interrogantes es ¡ no!,   ya  que esta  concede el derecho de divorciarse  por  voluntad de una de las  partes, porque no hay  causal de  divorcio  para su disolución, quedando con esta ley  indefenso  el  nucleo  familiar .

Desde  una  perspectiva  científica- antropológica, la  familia es la primera sociedad natural, titular de derechos propios y originarios, y la sitúa en el centro de la vida social, es  la primera  célula  vital de la sociedad, lugar  primario de la  humanización de la persona  y la sociedad, cuna de la  vida y del  amor. La  familia es el  fundamento de la  vida de las personas  y de todo ordenamiento social.

No  podemos  relegar la familia  a un papel subalterno y secundario, excluyéndola del lugar que le compete en la sociedad.   Hacer  esto  significaría   causar un grave daño al auténtico crecimiento de todo el cuerpo social.

Hacemos  un llamado  a  las  organizaciones  que  velan  por los  derechos  humanos,  al  instituto  de la  familia, a las  organizaciones  e instituciones  que operan en el  ámbito de la ley de la niñez y de la adolescencia, a los  juristas , a las asociaciones profesionales , a los partidos políticos, a  toda  la comunidad  de iglesias   cristianas y  de otras  religiones,  a las  organizaciones  no gubernamentales  al  servicio de las  mujeres, a las  autoridades  de la  iglesia católica , a la  sociedad civil en general, que  hagan  eco   de este llamado  y  se pronuncien  formando un  solo   cuerpo  social,  de manera que   las autoridades supremas  de la nación  sepan   que   queremos  derogar   la ley 38.

Este llamado  es  muy oportuno   hacerlo al inicio del año, parece , que  el  editorial  coincide conn la Navidad, que  le  da un sentido de trascendencia   a  toda mi argumentación,  ciertamente,  pero   esta no  va  dirigida  sólo  a  la comunidad  creyente, sino  a todo el cuerpo social, de manera que defendiendo  principios racionales, universales, trabajemos por el interés común   y el  bien de todas  las personas.

Por eso  prosigo  mi argumentación  científico antropológica sobre la  familia: la   familia  es un laboratorio de  convivencia, el  más  próximo  y el  que  verdaderamente puede moldear a la niña o niño,  que es llamado a ser adulto,    ejemplar  ciudadano,  educado  en  un clima de afecto natural que une a los miembros de una comunidad familiar, donde  las personas son reconocidas y responsabilizadas en su integridad:

La primera estructura fundamental a favor de la “ecología humana” es la familia, en cuyo seno el hombre recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien.  Es  en el  seno  de la  familia  donde aprende,  qué quiere decir amar y ser amado y por consiguiente, qué quiere decir en concreto ser una persona, consignado en nuestro  Codigo  Civil vigente.

Si  fortalecemos  el  Instituto  Matrimonial revocando la ley  38,   las obligaciones de sus miembros no se  verán  limitadas por los términos de una ley unilateral, sino que se  verán  fortalecidas  por  la esencia misma de la familia, fundada sobre un contrato  bilateral  revocable por  causales  “ justas ”.  Así  la  familia  se fortalece   y queda   estructurada  por las relaciones que derivan de la generación o adopción de los hijos.

Por  eso  llamo nuevamente  a  todo el cuerpo social de nuestra  amada  Nicaragua  para  que  reflexionemos sobre el matrimonio, fundamento de la familia,  sobre  el valor  de la  institución matrimonial, su valor social.  La familia es una  comunidad natural en donde se experimenta la sociabilidad humana, contribuye en modo único e insustituible al bien de la sociedad.

Una sociedad a medida de la familia es la mejor garantía contra toda tendencia de tipo individualista o colectivista, porque en ella la persona es siempre el centro de la atención en cuanto fin y nunca como medio. Es evidente que el bien de las personas y el buen funcionamiento de la sociedad están estrechamente relacionados con « la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar ».

Quiero  exhortar  a la  comunidad  política  para que  construyamos  una  Nicaragua  grande  como  la que soñó  Darío, con  familias fuertes, estables ,  en  comunión,   dispuestas a construir y  comprometidas a  realizar un  ideal  de  matrimonio  indisoluble.   Sin  familias  fuertes  hasta la nación más  grande se debilita.  En la familia se inculcan desde los primeros años de vida los valores morales, se transmite el patrimonio espiritual de la comunidad religiosa y el patrimonio cultural de la Nación. En ella se aprenden las responsabilidades sociales y la solidaridad.

Es  tarea magna,  preparar a nuestros hijos  pára  la  vida,  para  amarla  y contribuir  a   crear la  “ Civilización del Amor”.

Es  hora  de  tomar las palabras del Evangelista,   muy  seriamente , cumplir  como católicos  nuestra misión  de  anunciar la Verdad y  esparcir  :  El  Buen olor  de Cristo por toda Iberoamérica.”.

 

Bibliografia:

 1. Codigo  civil de la  República de  Nicaragua,  Capítulo VI.   De la disolución del matrimonio Arto. 160.- (Derogado)  (Ver Ley Nº 38 de 1988).

 2.LEY PARA LA DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO POR VOLUNTAD DE UNA DE LAS PARTES Ley No. 38   de 28 de Abril de 1988.

Publicado en La Gaceta No. 80 de 29 de Abril de 1988