Servicio Militar  Obligatorio  En Nicaragua. 
Recuerdos  de la  Post guerra.  Mente Criminal y Trilogía inmoral.



Dr.  Rafael  Díaz,  Managua , Nicaragua

Es inconcebible que en nuestro país alguien piense en el regreso del servicio militar obligatorio. Solo en una mente criminal se puede concebir tal pensamiento. Tristemente vemos que hay ciudadanos que así piensan y les ocurre lo que a los vampiros que siempre están sedientos de sangre. Parece que para estos ciudadanos, no fue suficiente todo el dolor, la angustia, sufrimiento y luto que apenas hace unos pocos años causó el servicio militar obligatorio en nuestro país.
Acaso no fue suficiente el dolor de los padres de familia que vivieron la angustia del secuestro de sus hijos para que sirvieran de carne de cañón en una guerra estúpida que lo único que consiguió fue enriquecer a cuatro vivos que se hicieron pasar por revolucionarios? Es que para éstos ciudadanos no fue suficiente la enorme cantidad de muchachos jóvenes con sus vidas perdidas y frustradas sus ilusiones y carreras por más de diez generaciones?
No fue suficiente la cantidad de jóvenes lesionados, ciegos, tuertos, mancos, cojos, parapléjicos, enloquecidos y que después terminaron en drogas y alcohol? Se regocijan estos ciudadanos de ver hoy filas de hombres atados en sillas de ruedas deambulando en nuestras calles, cargando de por vida una cruz que les fue impuesta por la soberbia y la ambición de quiénes nunca entendieron el significado de la paz, la justicia y la democracia y que para colmo hoy sus dirigentes comen en el mismo plato y disfrutan y negocian, ya por más de veinte años de jugosísimas libaciones del presupuesto estatal?
Poco valor tiene el hecho que las limitantes legales del servicio militar estén en la Constitución o en cualquier otra ley o leyes. Lo que verdaderamente importa es que prevalezca en la conciencia de los ciudadanos dirigentes que no es admisible, ni en la imaginación siquiera, la idea de volver a herir y sangrar de nuevo a la familia nicaragüense con el odioso servicio militar cuyo recuerdo evoca náuseas y repugnancia por el olor a pólvora y sangre que solamente los satánicos degustan en sus macabras orgías.
Nuestro país hoy ofrece un lamentable y triste espectáculo de mediocridad, corrupción y violencia; trilogía inmoral que bien se refleja en la manufactura de leyes sin ética y cuya paternidad se le reclamaa una clase política que ha perdido el sentido de la honestidad, la vergüenza y la dignidad. La hidalguía y el honor de los próceres y de los ciudadanos honrados ha sido sustituida por la negociación funesta, el dame que te doy y la compra-venta de las conciencias.
Yo me pregunto: así le enseñarán a sus hijos? Una paternidad irresponsable con una educación sin valores que no enseña a los hijos la diferencia entre el bien y el mal,da lugar a ejemplos dramáticoscomo conozco un caso en Matagalpay casos similares en otras ciudades,de unos vecinos que viven en una casa piñateada (robada) y cuando veo a los niños, hijos de dichos ciudadanos, me viene la pregunta: les enseñarán sus padres que están viviendo en una casa robada?En otro caso, que aprenderán los hijos del padre funcionario que de la noche a la mañana se transforma en archimillonario y dueño de haciendas cuyos linderos se funden en el horizonte?
Ese ambiente de infravalores y con el mal testimonio de sus padres, se fomenta, promueve y facilita desde el niño, el desarrollo de mentes criminales, que en determinado momento no saben hacer la diferencia entre robar y ser honrado, entre matar o respetar la vida, ser ciudadano honesto o delincuente.
Todo esto nos alerta que nuestra educación formal y familiar está muy mal. Creo que solamente volviendo los ojos a la familia podríamos superar esta vergonzosa crisis. Urge evangelizar a nuestras familias con la palabra de Dios, con los principios de educación en democracia y el testimonio de una paternidad responsable. Es tarea de todos, padres y madres. Es garantía de triunfo de la honestidad y la civilidad. Para progresar y defender nuestro país no necesitamos militarismos de ningún estilo, pero si necesitamos educación en valores, con calidad profesional y técnica para superar la mediocridad, la corrupción y la violencia, trilogía de inmoralidad con la que malos ciudadanos hoy empañan nuestro pendón bicolor.

Dr. Rafael Antonio Díaz Salazar.
Médico – Lcdo. En Teología
Bosques Altamira III-662Tel: 2277-4848